Que el estrés y la depresión son las enfermedades más comunes de esta época no es demasiada novedad, pero sí las afirmaciones del profesor y empresario Markus Hetzmannseder, que asegura que si esto es así es debido al rápido proceso que la industria ha impues-to a los trabajadores, que acaban pensando que el verdadero y único objetivo de su esfuerzo laboral y su realización personal depende de si puede alcanzar determinados objetos materiales.
"Hace un siglo apenas había casos estrés, fatiga crónica o depresión. ¿A qué se debe esto? Considero que el exterior influye en nuestro interior y ya no queremos ser buenos trabajadores, o buenos amigos, esposas o maridos por nuestra propia realización, sino porque ahora queremos tener y tener más. Tener una buena casa, un buen coche, buena ropa, buenos calzados, buenas vacaciones en un buen sitio, y eso nos genera muchísima presión", señala Hetzmannseder.
Además, añade que "a ello se une que nuestra vida y nuestro trabajo cada vez están más y más condicionados por el tiempo. Tenemos que hacer el doble de trabajo en la mitad de tiempo para ser realmente eficaces; a la vez la industria ha desarrollado valores artificiales y necesidades irreales basadas en la moda, así que relacionamos tener coche nuevo con satisfacer un deseo, y este es el círculo vicioso porque relacionamos comprar con placer y todo ello a una gran velocidad. Este proceso y el corto espacio en el que se ha impuesto en la sociedad ha provocado respuestas en el cuerpo de las personas, como por ejemplo, el estrés".
Sin embargo, el empresario afincado en Barcelona matiza que "no ataco a la industria sino a la velocidad en la que ha transcurrido todo, y ejemplo de ello es lo que yo denomino capitalismo turbo que es reducir el personal en las empresas para que una persona haga el trabajo que antes hacían tres y así amortizar los costes, pero en el individuo eso genera muchísima tensión. Tener una columna de folios por atender en la mesa de la oficina puede ser un reto, pero también es una gran presión negativa que, unida a los factores externos de los que ya hablé, provoca enfermedades de la época moderna como el cansancio crónico, la depresión, el estrés y el burnout".
Por eso, afirma, "es necesario llevar a cabo un trabajo preventivo que prepare a empresarios y trabajadores a saber llevar y manejar el nivel de estrés para transformarlo en algo positivo".
La imagen es otro componente que añade más presión sobre las personas de la sociedad actual, ya que, según asegura, "ahora es más importante que nunca porque buscamos elementos externos que nos den placer como el mejor coche o simplemente el más caro, y eso no es más que una estrategia de publicidad".
La clave para evitar caer en estas patologías parece estar, según Hetzmannseder, en "tener conciencia de lo que hay en el exterior y establecer cuál es nuestra verdadera necesidad. Realmente lo único que hay que conseguir es un cambio de actitud interior y eso, aunque parece fácil, no lo es, porque se trata de que los agentes exteriores, que son muy potentes, no nos condicionen y nos lleven al consumismo como símil de realización personal. A veces algo tan sencillo como tener equilibrado el tiempo libre que nos queda tras el trabajo contribuye a eso, porque determina los tiempos de trabajo y los de ocio. Las personas que no tienen un tiempo limitado en su empleo tienden a preguntarse ¿y dónde está mi vida?, pero a los que sólo tienen tiempo libre les ocurre lo mismo. En el término medio está el verdadero desarrollo personal".
Pero, ¿qué hacer entonces cuando se notan desequilibrios vitales? Según Hetzmannseder, "mucha gente ya lo hace. Son muchos los que practican el yoga, el taichí, el baile, la pintura, el deporte, etc., y eso está muy bien porque es la manera de decirnos a nosotros mismos que ya se ha acabado el tiempo que le dedico al trabajo y este es el que me dedico para mí mismo. Particularmente recomiendo y practico la sofrología, que es la técnica para encontrar el equilibrio entre la mente y la conciencia. Sólo con diez minutos permite encontrar respuestas a esas ideas o pensamientos que tenemos constantemente en la cabeza y establecemos prioridades basadas en nuestras auténticas necesidades y no en las que nos impone el exterior".
En cualquier caso, sentencia, "de lo que se trata es de reducir el estrés al máximo transformándolo en calma y serenidad duradera y eso es posible si uno se da cuenta de que quiere romper con la situación en la que vive, en la que sólo el trabajo y el dinero ocupan casi todo su tiempo".
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