La venta de la Ciudad Financiera que el Santander tiene en Boadilla del Monte (Madrid) al consorcio liderado por el grupo británico Propinvest se cerró hoy finalmente, tras varios meses de retraso, en una operación en la que el banco ingresa 1.900 millones de euros y logra unas plusvalías de 600 millones.
Así lo comunicó hoy el Grupo presidido por Emilio Botín a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), mientras que fuentes del mercado cercanas a la operación explicaron que el acuerdo de venta se firmó en enero y que, entonces, se esperaba que la operación se ejecutase antes del fin de marzo.
Sin embargo, los problemas que han tenido estos inversores para lograr la financiación necesaria para la operación han retrasado la ejecución de la venta, ya que se trataba de un gran volumen de financiación en un momento en que los mercados tenían importantes problemas de liquidez, que aún no se han solucionado del todo.
De hecho, el grupo inversor ha tenido que abonar al banco durante este periodo cerca de 40 millones por las cantidades estipuladas en el contrato para compensar posibles retrasos en la ejecución del mismo, por lo que el Santander se había asegurado una importante suma de dinero en el caso de que finalmente no se hubiese ejecutado el acuerdo, que ahora se descuentan del precio final, según fuentes cercanas a la operación.
El grupo presidido por Emilio Botín firmó en enero un acuerdo que contempla que permanecería en la ciudad financiera en régimen de alquiler durante 40 años, por el que pagaría unos 80 millones anuales y que incluye el derecho de compra de los edificios tras ese periodo.
Esta venta se enmarca dentro de la operación realizada por el Banco Santander para vender y posteriormente arrendar la cartera de inmuebles de su propiedad en España.
En enero se informó de que la entidad había vendido inmuebles por valor de 4.434 millones de euros, lo que le permitió obtener unas plusvalías totales de 1.680 millones de euros, casi 300 más de los que esperaba cuando anunció en verano de 2007 que vendería los edificios.
El grupo asegurador británico Pearl compró por 2.040 millones de euros 1.152 oficinas en España para luego alquilárselas al banco por un plazo de entre 45 y 47 años.
Por su parte, dos sociedades del grupo Pontegadea, controladas por el empresario Amancio Ortega, ha arrendado durante 40 años al banco los diez inmuebles que le compraron en sitios céntricos e históricos de nueve ciudades españolas.
La Ciudad Financiera que el Santander edificó en Boadilla del Monte hace más de cuatro años se planificó para ahorrar los costes que suponían los 23 edificios que ocupaban en Madrid capital los servicios corporativos del grupo, aumentar la eficiencia de sus trabajadores y mejorar la calidad de vida y de trabajo de éstos.
Así, se embarcó en un faraónico proyecto diseñado por el arquitecto irlandés Kevin Roche que costó 480 millones de euros y que incluyó la construcción de nueve edificios que actualmente acogen a unos 6.700 empleados.
El complejo cuenta con 400.000 metros cuadrados construidos y más de 5.000 plazas de aparcamientos.
Además de los edificios que han sido vendidos en la operación, en los últimos meses se ha construido en las inmediaciones de la entrada A del complejo un nuevo edificio, propiedad del Santander, que previsiblemente se destinará a acciones de protocolo y atención a las visitas que acuden al centro.
Entre los edificios vendidos destaca el Pereda, donde se encuentra el despacho de Emilio Botín y la sala del Consejo de Administración del banco.
Esta ciudad financiera, ubicada a unos 30 kilómetros de Madrid también acoge un centro de formación, un auditorio con capacidad para 1.000 personas, un pequeño supermercado, una peluquería y hasta un museo en el que se muestra la segunda colección numismática privada más importante de Europa.
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