La llegada de trabajadores de China está generando sentimientos encontrados en Africa, y las personas se admiran o se ofenden por la búsqueda de riqueza de los recién llegados.
El respeto por la eficiencia con la que los chinos construyen carreteras, administran comercios y dirigen fábricas contrasta con la incomodidad por la creciente presencia china en los frágiles mercados laborales de Africa.
El deleite ante las camisas, juguetes y zapatos baratos se produce junto a la preocupación por el debilitamiento de los minoristas africanos, declararon residentes locales a corresponsales de Reuters propagados por el continente.
La ambivalente respuesta presenta un riesgo en potencia para la iniciativa de China por ganarse a la gente de Africa, una prioridad para Pekín en medio de acusaciones de que está haciendo dinero con las garantías de mano de obra y derechos humanos en su campaña de inversión en el continente.
Dispuestos a respetar las sensibilidades de las inversiones extranjeras, los ministros de Finanzas africanos que se reunieron el 1 de agosto en Mauritania prometieron una mayor transparencia en sus transacciones con China y otros nuevos inversionistas que aporten dinero al continente.
Ellos enfatizan la importancia de desarrollar destrezas e industrias locales más allá de la extracción de materias primas en bruto.
No obstante, la mayoría de los líderes africanos no se muestran reservados al dar la bienvenida a los miles de millones de dólares invertidos por China, dirigidos a obtener el petróleo y minerales africanos para su creciente economía.
Al albañil argelino Djamel Laari le maravillan los lazos de China con su país, antes evitado por inversionistas extranjeros por la impenetrable burocracia y la violencia política del pasado.
Pero tiene dudas acerca de la práctica china de enviar aviones llenos de trabajadores a una sociedad cansada de la guerra y políticamente frágil, donde siete de cada 10 adultos menores de 30 años no tiene trabajo.
"Muchos argelinos no están felices con esto, porque esas compañías traen trabajadores chinos consigo. Esto no nos ayuda a sobrellevar el desempleo", señaló Laari.
Los funcionarios argelinos dicen que en el 2007 hubo en el país 19.000 trabajadores chinos, en su mayoría constructores y artesanos que implementaron partes de un plan nacional de desarrollo económico por un valor de 200.000 millones de dólares.
Algunos argelinos creen que el número real supera con creces aquella cifra.
"UNO BIEN PODRIA SUICIDARSE"
El comercio bilateral en el 2007 ascendió a 3.800 millones de dólares, en comparación a menos de 1.00 millones en el 2002, propulsado por un aumento de las importaciones chinas a Argelia.
En el vecino Marruecos, el respeto entre los minoristas por la determinación mercantil china está teñido de consternación por una disminución en los márgenes de ganancia debido a la competencia de los precios chinos, y por la voluntad de los chinos de trabajar por un salario reducido.
Azzeddine Lahlou, quien administra una boutique en el distrito Derb Omar de Casablanca, dijo: "Muchos comerciantes de aquí ya no pueden costear la educación de sus hijos".
"Un trabajador chino recibe unos 300 dirhams (41 dólares) al mes. Un marroquí quiere alrededor de 2.000 dirhams. Por 300 dirhams uno bien podría suicidarse", señaló.
En Africa, muchos trabajadores chinos ganan mucho más que eso, a menudo varios cientos de dólares al mes. Aquellos que ganen menos podrían tener apoyo de miembros de su familia, que también están trabajando en el continente.
La inmigración china a Africa se ha disparado desde el 2000, según un estudio conjunto de Barry Sautman, un cientista político de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong y el sociólogo Yan Hairong de la Universidad Politécnica de Hong Kong.
Sautman dijo a Reuters que el cálculo del promedio chino del 2007 de 750.000 expatriados chinos en Africa no era "poco razonable", convirtiéndolos en una de las mayores comunidades extranjeras de la región.
La variedad de habilidades chinas en Africa crece mes a mes: de doctores a operarios de fábricas de cultivos acuícolas y de peluqueros a estilistas. En Gabón, los peluqueros chinos atraen a una exigente clientela.
Más de 800 firmas del Estado chino están en actividad en la economía africana, además de un número desconocido de empresas privadas.
Hu Zhirong, vicepresidente del Fondo de Desarrollo Chino-Africano, un fondo de capital privado, dijo a Reuters en junio que las inversiones chinas directas en el 2007 se dispararon a 13.700 millones de dólares respecto de los 500 millones que fueron invertidos en el 2000.
Esta amplia franja de actividad china ha ayudado a Africa a conseguir su crecimiento más fuerte desde la década de 1960. Pero en la Africa subsahariana, el avance no ha afectado el desempleo, que en el 2006 permaneció a alrededor de 10 por ciento, según Naciones Unidas.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) dice que aproximadamente el 55 por ciento de las personas con trabajo e Africa Subsahariana no gana lo suficiente para salir de la línea de pobreza de menos de un dólar diario, y que aproximadamente el 86 por ciento subsiste con 2 dólares al día.
Esta persistente pobreza significa que el lugar de trabajo de Africa puede ser un territorio altamente sensible para todos los inversionistas extranjeros.
En abril, China retiró más de 400 de sus trabajadores de Guinea Ecuatorial después de que dos empleados chinos murieran en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad durante una huelga de obreros locales.
Aunque los detalles fueron vagos, se creyó que fue el primer caso de trabajadores chinos muertos en una protesta laboral en Africa, y pareció ser una de las disputas más serias que afectó un proyecto Chino en el continente más pobre del mundo.
Algunos chinos han terminado como blancos de criminales y rebeldes.
El año pasado, los rebeldes separatistas de Ogaden mataron a nueve chinos durante una incursión a un yacimiento petrolero etíope, mientras que en otros incidentes en Nigeria y Níger unos empleados chinos fueron tomados como rehenes.
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