Hay crisis. Todas las estadísticas, que en otros momentos valen como termómetros de la buena marcha de la economía, apuntan ahora en sentido contrario. En un freno en seco de la actividad empresarial, sobre todo la construcción, y en el consumo doméstico. En Galicia, los síntomas de momento tienen más pinta de un resfriado que de una gripe de las gordas, pero los expertos avisan de que se acabará notando. La evolución del empleo en lo que vamos de año lleva mejor comportamiento que en la mayoría de autonomías, pero comparado con la radiografía del mercado laboral de hace un año, los números se tiñen de rojo. Ni la comarca de Vigo, una de las más activas, se libra, con un aumento del desempleo del 9,5%, tres puntos por encima de la media de la comunidad, y donde el impacto de la recesión del ladrillo está siendo brutal: el alza en este caso es del 39,1% frente al 30% en el conjunto de Galicia.
El ligero descenso registrado por el paro en la construcción el mes pasado en Vigo y su área de influencia no ha ayudado demasiado. Una caída del 0,9%, con 20 desempleados menos gracias a los buenos datos de Baiona, Fornelos de Montes, Gondomar, Mos, Porriño y Salceda de Caselas, donde el número de personas que buscan empleo se ha reducido. En la ciudad olívica se apuntaron en las oficinas del Servizo Galego de Emprego dos trabajadores que se quedaron en la calle.
Pero en el balance anual no hay ningún concello de la comarca que se libre del alza del paro en el sector, con 653 desempleados más que a finales de junio de 2007, de los que prácticamente la mitad son de Vigo, un total de 344. Otros 59 de O Porriño y 63 estaban contratados en Redondela. Los tres concellos con mayor impacto de la crisis en volumen de nuevos parados, aunque proporcionalmente, los peores datos están en Fornelos de Montes y Baiona, donde la tasa de paro se duplicó, con un alza respectivamente del 125% y el 113,3%. Muy cerca, Pazos de Borbén, con un 90% de ascenso. Superan también con creces la media del área viguesa los municipios de Nigrán (64%), Redondela (58,3%), Salceda de Caselas (46,3%) y Soutomaior (43,3%).
La radiografía del mercado laboral en Vigo y su comarca lanza una llamada de atención con lo que está ocurriendo en el sector servicios, otro de los que acusa la crisis económica. El arranque de la temporada estival, que habitualmente reduce significativamente el número de parados en las actividades relacionadas con la hostelería y el ocio en general, ni siquiera ha suavizado la caída en la ocupación. Un 6,5% de incremento en la ciudad de Vigo, tres décimas por debajo de la media del entorno, donde Baiona, una de las referencias del turismo en las Rías Baixas, es uno de los ejemplos más claros del estancamiento en la actividad con una variación del -46,3%. En Pazos de Borbén el incremento llega al 50%; un 20% en O Porriño; y del 45% en Salceda de Caselas.
Claro que ha habido descensos. Muy pocos. Concentrados, sobre todo, en el sector primario, en la agricultura y la ganadería, con recortes de 63% en Mos, del 16,7% en Redondela, otro 8,3% en Gondomar y un 3,7% en O Porriño. Menos desempleados también en empresas dedicadas a la industria en los ayuntamientos de Redondela, con una caída del 2,1%, y en Salceda de Caselas, un 0,8%. En la ciudad de Vigo, la única bajada registrada fue en el colectivo sin empleo anterior, con un 1,4% menos de paro que hace un año.
8 de cada 10 desempleados son hombres
El incremento del paro en el área viguesa está afectando especialmente a los hombres. Ocho de cada diez nuevos desempleados son varones. Hasta 1.865 de las 2.308 personas que se anotaron en las oficinas de empleo el último año. Las otras 443 fueron mujeres. El incremento entre el colectivo masculino roza el 23% -la media de la comunidad es del 16,9%- y un 2,8% en el femenino, dos puntos más del comportamiento generalizado en toda Galicia. De los nuevos parados en la zona el último año, 268 tienen menos de 25 años. La tasa creció entre los jóvenes hasta un 12,4%. En las mujeres, la tendencia es la contraria, con una caída del 0,6%.
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