Los dolores lumbares, articulares, de estómago, gastrointestinales y depresión son algunas de las patologías más comunes que aparecen en verano y por las cuales el paciente consigue la baja laboral de su médico de cabecera. Además, este tipo de bajas tienen una duración limitada, entre 8 y 15 días como máximo, “lo justo para disfrutar de unos días de vacaciones pagadas”, comentó Laura Jiménez, de la mutua Maz, “que aprovechan para viajar pese a que está prohibido mientras el paciente está de baja”, ya que si tiene algún accidente, no le cubre la compañía.
Las mutuas son conscientes del aumento de bajas médicas fingidas que se registran durante el verano y, aunque se realizan exhaustivos controles médicos para detectar este tipo de fraude, confiesan que siempre “alguno se escapa ya que la gente tiene mucha picaresca e intenta engañar todo lo que puede”, aseveró una de las responsables de Mutual Cyclops.
Los varones con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años y no cualificados son el perfil más común del infractor aunque cada vez hay más jóvenes, especialmente los contratados en empleos eventuales, que aprovechan este tipo de bajas para disfrutar de unos días.
Colaboración nula
Para evitar estas bajas fraudulentas que suponen un importante desembolso económico para las empresas y mutuas, éstas últimas reivindican una mayor colaboración por parte de los médicos de cabecera y de la Inspección Médica. Asimismo, al tratarse de enfermedades comunes, no derivadas del trabajo, “la competencia para emitir el parte la baja y el alta es de los médicos de cabecera”, detalló el director de Asepeyo, Carlos Hernández, quien aseveró que habitualmente los facultativos de atención primaria extienden la baja en contra de su criterio profesional para evitar conflictos con el trabajador o con sus familiares.
Mientras tanto, las mutuas se encuentran sujetas de pies y manos ya que ante este tipo de bajas autorizadas por el médico de cabecera tan sólo pueden hacer un seguimiento del paciente pero “no tienen potestad para actuar sanitariamente sobre él”, aclaró Hernández. Así, aunque las mutuas puedan acelerar el proceso de diagnóstico y tratamiento de la patología efectuando las pruebas pertinentes para evitar las largas listas de espera existentes en el Servicio Público de Salud, sólo podrán intervenir bajo la expresa autorización de la Inspección Médica y la del paciente que, tratándose de este tipo de baja fingida, prefiere esperar a la citación del Servicio Público de Salud, cuyas demoras puede dilatarse durante semanas o incluso varios meses.
Disfrutar de más días de vacaciones y la enemistad con los compañeros de trabajo son los principales motivos que subyacen detrás de una baja médica fraudulenta. Así, en palabras del director de Asepeyo, “muchos de los conflictos laborales se esconden en una baja médica”, que constituyen las denominadas bajas por depresión, una patología que se justifica al impedir al paciente efectuar de manera eficiente su trabajo. El fraude es difícil de detectar ya que este tipo de pacientes, cuando están fuera del trabajo se encuentran en perfectas condiciones porque el estado de depresión sólo aparece cuando permanecen en su lugar de trabajo.
Además, el empleado que presenta esta patología puede permanecer de baja hasta un máximo de 12 meses bajo la competencia del Servicio Público de Salud y 6 meses más bajo la competencia del Instituto Nacional de la Seguridad Social.
La crisis económica y el continuo cierre de empresas también contribuyen al incremento de este tipo de bajas, principalmente justificadas por una depresión, para seguir obteniendo una prestación económica, ante la eminente pérdida del puesto de trabajo.
Los comentarios están cerrados.