La crisis está provocando, en el mercado laboral, que el paro aumente. En el segundo trimestre la tasa de desempleo llegó al 10,4%, según la Encuesta de Población Activa (EPA), y a 2,465 millones de parados registrados en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal. Pero la situación se complica si, además, los parados tienen una baja ocupabilidad.
Los datos de julio de este organismo (antiguo Inem) señalan que un 15,09% de los parados tiene una ocupabilidad muy baja, para otro 29,9% es baja, media para un 36,76% y alta en el caso del 18,3%.
El grado de ocupabilidad refleja la probabilidad de que un parado encuentre un empleo. Se consideran tres variables para calcularlo: la antigüedad en el paro (cuanto mayor tiempo, menos oportunidades), el ámbito geográfico (mejor cuanta más movilidad) y el número de ocupaciones demandadas (cuantas más, mejor).
El Servicio de Empleo explica que un parado tiene un grado muy bajo de empleabilidad si ‘cumple los tres requisitos de antigüedad superior a un año, ámbito de búsqueda limitado al municipio y un número de ocupaciones demandas inferior a tres’ y si recibe, además, el subsidio para mayores de 52 años o la renta activa de inserción. Si cumple dos requisitos, entonces el grado es bajo, medio en el caso de cumplir uno, y alto si no verifica ninguno.
Los que mejor lo tienen para encontrar empleo son los jóvenes, tanto hombres (un 23,02% de los parados menores de 25 años) como mujeres (23,26%). En el caso contrario, los mayores son los que disponen de una empleabilidad menor. Un 63% tiene un grado limitado o muy limitado. Para las mujeres por encima de 45 años, un 34,95% tiene un grado mínimo (un 28,30% en el caso de los hombres) y un 30,33% bajo (30,69% para los veteranos masculinos).
El peor sector para encontrar empleo es la industria. El 54,34% tiene un grado de ocupabilidad baja o muy baja, un 42,85% en el caso de la agricultura, el 41,49% en la construcción, 42,37% en servicios y el 55,71% para los que nunca han tenido un empleo anterior, por lo que se intuye que la experiencia sigue siendo muy valiosa.
Para la Administración, que los desempleados permanezcan mucho tiempo en el paro, en la actual coyuntura de crisis, es una preocupación adicional, ya que dispara el gasto en prestaciones en un momento en el que el volumen de desempleados no deja de aumentar. En junio el incremento del gasto en prestaciones fue del 34,3% respecto al mismo mes de 2007. El número de beneficiarios aumentó en junio hasta 1,7 millones de personas, un 24,4% más en un año, lo que ha desbaratado las previsiones de gasto del Gobierno. El Ejecutivo había destinado 15.777 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para pagar las prestaciones. Pero en los primeros seis meses ya se ha desembolsado 9.186 millones, un 58,2% de todo lo presupuestado.
La prestación contributiva por desempleo se puede cobrar durante dos años como máximo, aunque luego un trabajador en paro puede acogerse a otros subsidios, según su situación.
LA CIFRA
23,12% de los parados menores de 25 años tiene una probabilidad alta de encontrar trabajo, frente al 10,31% de los mayores de 45 años.
El grado de ocupabilidad no mejora
Si en julio la probabilidad de encontrar empleo era muy limitada para el 45% de los parados, en junio afectaba al 44,81% de los registrados en el Servicio Público de Empleo y en mayo, al 44,85%, es decir, que los datos empeoran ligeramente. Hace un año, en julio de 2007, las cifras eran algo peores, ya que el 48,22% tenía un grado de ocupabilidad bajo o muy bajo.
Uno de los requisitos importantes para mejorar la empleabilidad es la formación con la que cuente el parado. Cuanto mejor preparado esté, puede encontrar un mayor abanico de oportunidades y, de esta forma, eliminar uno de los factores -junto a movilidad y antigüedad en el desempleo- para reducir el tiempo de estancia en el paro.
De hecho, los datos de la EPA del segundo trimestre así lo avalan: el 26,8% de los analfabetos están en paro, frente al 1,01% de los doctorados, el 5,9% de los universitarios, 10,17% de los que terminan la secundaria y el 15,52% de quienes poseen estudios primarios.
Respecto a la movilidad, existen territorios donde el grado de ocupabilidad es mejor. La probabilidad para salir del desempleo es alta en Navarra (con el 34,24%), Madrid (29,94%) y Asturias (26,41%). Por contra, los peores datos se dan en Extremadura, donde un 21,40% tiene una probabilidad muy baja, Galicia (20,45%), Cataluña (18,03%) y Ceuta (17,20%).
Sobre la antigüedad en desempleo, existen 251.400 personas con más de dos años en paro, según la EPA, y otras 250.400 entre uno y dos años, frente a las 259.900 que llevan menos de un mes.
1 comentario en «La mitad de los parados tiene muy difícil encontrar trabajo»
POSIBLES NUEVOS EMIGRANTES
En repetidas ocasiones se escucha que los jóvenes son el futuro de España, y que sobre ellos recae la responsabilidad de reducir la pobreza y de mejorar la calidad de vida de todos lo ciudadanos pero esto se convierte cada día en una utopía más que en la realidad. .
Asi mismo, las exigencias del mercado laboral no están acorde con la realidad pues el perfil de los puestos de trabajos que demandan las empresas tanto privadas como públicas no están dentro de un marco razonable, ya que solicitan jóvenes entre 22-25 años con tres o más años de experiencia en trabajos similares, cartas de recomendación entre otros requisitos. Por lo tanto, un joven recién licenciado se inserta al mercado laboral con condiciones competitivas desfavorables, dado que son pocas las empresas que brindan oportunidades a jóvenes sin experiencia producto de la desconfianza. El resultado de este escenario culmina en cientos de jóvenes, que por necesidad laboran en puestos que no tienen relación alguna con su campo profesional y que les lleva a preguntarse si la inversión en su educación valió la pena.
Dentro de este contexto, la inversión en educación constituye la herramienta fundamental para el desarrollo económico del país. No solo se debe tomar en cuenta aquellos jóvenes que tuvieron orpotunidades de ingresar a la universidad, y no han encontrado trabajo, sino aquellos que no trabajan ni estudian.
Estos bajos porcentajes son un indicador que refleja el bajo nivel de vida de la población, por lo tanto, si el principal motor para generar el desarrollo no cuenta con las condiciones necesarias para canalizar sus conocimientos hacia actividades y acciones productivas, difícilmente se estimulará el crecimiento económico, originando un círculo vicioso de pobreza. Sin mano de obra calificada el país no va a generar empleo productivo sino que la aspiración de muchos jóvenes serán empleos con largas jornadas laborales, baja remuneración, y con poco potencial de desarrollo.
De igual manera, el Estado y la empresa privada juegan un rol determinante para impulsar el desarrollo de los jóvenes., pero todavía no se ha establecido una política de empleos congruente que garantice la inserción de los jóvenes al mercado laboral.
En estos próximos años uno de los mayores desafíos para España es reducir el desempleo de los jóvenes. Pero el reto es, si habrá suficientes oportunidades de empleo para todos los que deben de incorporarse al mercado de trabajo y si dicho empleo será decente y productivo. Si esto no llegase a suceder, el principal “producto” de exportación del país serán los miles de jóvenes que EMIGRARAN a otros países en busca de oportunidades que no encontraron aquí, sujetos a sufrir un sin número de calamidades y explotando capacidades que pudieron haber sido aprovechadas para el progreso del país.
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