La nueva tesitura económica, el incremento del paro y la subida del precio de hipotecas y alquileres están redibujando el perfil de la pobreza en muchos puntos de España, donde los servicios asistenciales de Cáritas tienen sobre la mesa "cientos de solicitudes" de ayuda económica para familias en su mayoría compuestas por un parado de la construcción casado con una mujer que limpia o cuida ancianos a tiempo parcial y con al menos dos hijos en edad escolar.
Inmigrantes en situación irregular, mujeres sin recursos con cargas familiares o personas sin hogar son quienes reciben principalmente la asistencia básica en algunas zonas, como el norte del país. Sin embargo, en lugares como Madrid, Extremadura o Andalucía, el perfil se amplía a familias no siempre extranjeras que acuden en busca de cobertura "para los servicios más básicos", porque todos sus ingresos, inferiores a sus gastos, se destinan a conservar un techo donde cobijarse.
El perfil de las solicitudes
Este es el caso más común en la capital. Una de las responsables en la gestión de Cáritas Madrid, Concha García, explicó que desde enero se han registrado peticiones de un mayor número de familias de estas características. "Son las que en los últimos años han accedido a la compra de una vivienda al ver que les subía el precio del alquiler y que ahora se han encontrado con que suben los intereses, mientras bajan sus ingresos por el paro de uno o de ambos cónyuges y se produce una subida general de todos sus gastos", apuntó.
Hay tanto españoles como extranjeros, aunque éstos en mayor medida porque tienen más problemas para cubrir las necesidades básicas al carecer de redes sociales de apoyo en España. "Un español puede ir a comer un día a casa de un pariente si no tiene comida, un extranjero no tiene a dónde ir", apostilló la responsable de Cáritas, quien vaticina una situación "mucho peor" para la mayor parte de estas personas porque ahora pueden estar cobrando un subsidio por desempleo que, sin embargo, "no durará para siempre".
En verano la situación se complica porque según García, si durante el año estas mujeres hacen trabajos por horas cuidando de personas mayores, de niños o haciendo trabajos de limpieza, en vacaciones son menos las ofertas para desempeñar estas tareas. "Además, la crisis nos afecta a todos y cuando alguien quiere recortar gastos, lo primero que se quita es el servicio doméstico", lamentó la portavoz de la diócesis, quien confía en que en septiembre esta situación pueda paliarse.
La "vergüenza" y la "esperanza de encontrar una salida" hacen que quienes acuden a Cáritas en Madrid lo hagan ya con deudas importantes acumuladas, "cuando están con el agua al cuello y no ven otra salida". Lo mismo ocurre en la diócesis de Sevilla, donde, según dijo la coordinadora del Área de Acción de Base, Catalina Acedo, se reciben peticiones para cubrir de golpe varios meses de impagos de alquiler o hipoteca.
"Hay muchísimas familias que están en situación de mucha precariedad, pero más o menos, van tirando. El problema es que en el momento en que hay una crisis, se vienen abajo y llega un punto en que no saben cómo salir adelante, y entonces, recurren a nosotros porque necesitan cantidades muy grandes", explicó Acedo.
Contribuir con menos
En este sentido, manifestó que las organizaciones están "muy preocupadas porque se está incrementando la demanda y no se sabe hasta donde se va a poder llegar". "Nuestros fondos son de gente que de buena voluntad, nos presta ayuda, pero la crisis también les llega y se nota que pueden contribuir con menos". Sobre este asunto, uno de los responsables técnicos de Cáritas Badajoz, Juan Lucena, señaló un descenso en el número de socios en la diócesis así como en el volumen de las recaudaciones en campañas de cuestación.
Además, en Cáritas son conscientes de que una ayuda económica en un momento determinado ayuda a superar un bache, pero, en palabras de la responsable andaluza, "si una familia se queda parada, la única solución es el trabajo". La misma opinión tiene la responsable de Madrid: "Podemos echar una mano, pero los problemas de estas familias no se solucionan en tres meses y la situación va a empeorar, porque dicen que la crisis puede prolongarse dos o tres años. Las familias en esta situación van a tenerlo muy difícil para aguantar tanto", aseguró.
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