Muchos han partido ya hacia el sur de Francia y otros tantos lo harán a lo largo de este mes. Y no precisamente para pasar las vacaciones. El desempleo y la crisis económica que afecta al país hace que se agudice el ingenio para conseguir unos ingresos extra, por lo que serán cerca de 3.000 los granadinos que se marchen a cosechar la vendimia, 800 más que el año pasado.
Un incremento en torno al 30 por ciento que frena drásticamente una tendencia descendente que se remonta a casi dos décadas. Si a comienzos de los 80, Granada enviaba a la vendimia francesa cifras de cinco dígitos de trabajadores, el verano 2008 supone un cambio sensible: la construcción devuelve al medio rural a muchos trabajadores que se subieron al boom inmobiliario de los últimos años. Fuentes sindicales cifran en más del 20% el personal que retorna al medio rural, un incremento considerable debido a la relativa estabilidad económica que proporciona el campo frente a la crisis que atraviesa la construcción.
Granada es la provincia andaluza que aporta más jornaleros, seguida de Sevilla y Jaén. A pesar de los cambios que se han producido tanto en las técnicas de recolección como entre los propios vendimiadores, las zonas de procedencia de los trabajadores siguen siendo las mismas: Zújar, Moclín, Iznalloz y Baza, entre otros, son los pueblos desde los que viajan jornaleros.
El incremento de la demanda para acudir a la vendimia no ha pasado desapercibido en los sindicatos, que están registrando una gran afluencia de personas que requieren información sobre la vendimia.
El secretario general de la Federación Agroalimentaria de CCOO, Antonio Moreno, asegura que los trabajadores españoles son los más cotizados entre los viñedos franceses ya que no pretenden quedarse en el país, a diferencia de otros trabajadores no comunitarios o de otras procedencias. La elevación del nivel de vida ha venido menguando la mano de obra andaluza en la vendimia francesa. La mecanización de la recogida reduce la necesidad de vendimiadores, pero, aun así, hay determinadas especies de uva que porsu calidad hacen necesaria la recolecta a mano.
Moreno resalta que se han producido grandes cambios en la vendimia: "Ya no es como en los años 70 y 80, en los que se iban familias enteras. Ahora todo es mucho más fácil y las empresas de Francia cuentan con muy buenos medios e infraestructuras para que los vendimiadores puedan trabajar, incluso cuando llueve, para que saquen el mayor partido económico a su estancia".
Para evitar el traslado de la familia al completo, existen ayudas económicas que facilita la estancia en España de los hijos que los vendimiadores. Estas subvenciones se pueden solicitar en oficinas de la Seguridad Social española, que paga una cantidad aproximada a diez euros por niño y día a las familias que acrediten con contrato de trabajo su estancia en Francia y con el Libro de Familia, el número de miembros.
Para Juan Tomás Morales, secretario de Acción Institucional y Empleo de UGT, "lo más importante es que los trabajadores viajen con su contrato de trabajo firmado en España y que, una vez en tierras de Francia, se cumplan todos los requisitos".
Cerca de 1.500 trabajadores se encuentran ya en tierras galas para recolectar la manzana y, tras la vendimia, que comienza la última semana de agosto, se quedarán para la recogida de la pera. Los salarios a percibir oscilan entre los 1.800 y los 2.500 euros por veinte o veinticinco días, según el tipo de contrato. El pago por hora suele rondar los 8 euros.
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