Reiteradas peticiones internas y una demanda judicial por incumplir la Ley de Riesgos Laborales no bastaron. Fue el mortal accidente que la semana pasada se llevó la vida de Beatriz, una agente de la caballería de la Policía Nacional que cabalgaba sin casco y cayó de su montura, lo que finalmente dejó en evidencia lo que siempre debió ser evidente.
Finalmente, la Dirección General de la Policía Nacional ha reaccionado y ha dado la orden urgente de encargar 200 cascos para solucionar el problema lo más rápido posible en toda España. Así lo informa La Razón este jueves.
Sin embargo, mientras se tomaban estas decisiones internas, un agente del Cuerpo Nacional de la Unidad Especial de Caballería de la Policía Nacional en Sevilla sufría un accidente similar al de Beatriz (durante la mañana del martes). Permanece ingresado en estado grave, como dramático recordatorio del déficit de equipamiento que los sindicatos policiales llevan tiempo denunciando.
El caso de Madrid es especialmente sangrante. En febrero pasado la UFP hizo la última de varias peticiones ante representantes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Eran los mismos encargados de las unidades de caballería los que les habían pedido que solicitasen las mejoras. Pese a que la solicitud era lógica y fundamentada (también se pedían guantes, pantalones especiales y otros elementos necesarios), todo siguió igual.
De hecho, también se denegaron los cascos para los alumnos del Cuerpo Nacional de Policía que realizaban sus prácticas en Madrid. Cascos que, al parecer, fueron adquiridos pese a todo, ya que algún policía concienciado se rascó el bolsillo por su cuenta (al parecer cada uno vale 14 euros, no precisamente una cifra astronómica). Mientras los nuevos aprendían a ser Policías adecuadamente pertrechados, los que ya lo eran patrullan las calles sin ningún tipo de protección.
Existía, además, un agravio comparativo, ya que los policías municipales a caballo si que tenían estas protecciones entre sus pertrechos. En breve, parece, todo esto se habrá solucionado. Aunque nadie le devolverá la vida a Beatriz.
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