Las barreras de la discapacidad no son siempre, ni únicamente, físicas. Encontrar empleo supone a quienes cuentan con algún tipo de minusvalía mayor dificultad que al resto de los ciudadanos, tal y como se desprende del Informe del Mercado de Trabajo de las Personas con Discapacidad publicado por el Instituto Nacional de Empleo (INEM), según el cual, los minusválidos fueron titulares sólo del 0,7 por ciento de los 457.490 contratos que se firmaron en la provincia de Córdoba en el año 2007.
En total, se hicieron 3.153 contratos a 1.681 personas discapacitadas, que representaron menos del 1 por ciento de todas las que encontraron una ocupación durante el pasado ejercicio, y ello, pese a que los minusválidos suponían el 2,44 por ciento de los que a 31 de diciembre de 2007 demandaban empleo.
Se trata este porcentaje del segundo más elevado de Andalucía, después del que hubo en Cádiz, un 2,74 por ciento. Sin embargo, esta provincia también tuvo la tasa más elevada de contratos a minusválidos en Andalucía, con un 0,9 por ciento frente al citado 0,7 de Córdoba, que fue la sexta en este sentido, por debajo de la media de la comunidad autónoma (0,73) y de la española (0,88).
En este aspecto, también existen diferencias según el grado de discapacidad. La mayoría de las altas las protagonizaron discapacitados físicos, seguidos de los sensoriales y los psíquicos.
La mayoría de los contratos de la provincia de los minusválidos se firmaron en la capital (1.647), Cabra (129), Pozoblanco (115) y Fernán Núñez (34), donde tienen sede asociaciones de discapacitados como Promi o Fepamic, que promueven el empleo en este colectivo, lo que explicaría esta circunstancia.
Las diferencias con el resto de la población no quedan ahí. Mientras un 62 por ciento de los demandantes de empleo con discapacidad estaba parado, el porcentaje de los no impedidos que no tenía empleo y lo demandaba era diez puntos inferior, es decir del 52 por ciento.
En su caso, además, el tiempo de espera para conseguir trabajo es bastante inferior al de los discapacitados. Es lo que se deduce al comparar el que unos y otros llevaban apuntados como demandantes de empleo al término de 2007. Las diferencias son significativas.
De los 2.327 demandantes discapacitados, 1.059, un 45 por ciento, esperaban encontrar trabajo desde hacía más de un año, y un 30 por ciento esperaba tal cosa desde hacía más de dos.
Por el contrario, de los 93.235 demandantes sin discapacidad, sólo un 29,3 por ciento llevaba inscrito en el INEM más de un año, y un 18 por ciento, dos o más, lo que demuestra que los minusválidos tardan más en acceder al mercado laboral.
Junto a la menor contratación, el colectivo con minusvalía de algún tipo está sujeto a una mayor temporalidad en sus puestos de trabajo. Así, sólo un 11,3 por ciento de sus contratos fueron indefinidos. La mayoría los firmaron por un tiempo determinado, que hasta en el 33 por ciento de los casos no superó el mes de actividad. Esto propició que muchos de los contratados lo estuvieran en varias ocasiones el mismo año.
Por último, las ocupaciones que cuentan con mayor número de contratos de personas con discapacidad son las referentes a personal de limpieza de oficinas, hoteles y establecimientos similares, así como peones agrícolas, con 295 y 252 contratos respectivamente hechos en 2007.
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