La Audiencia de Sevilla ha absuelto a un joven de 19 años, para quien el fiscal pidió 5 años de cárcel por estafar 837.193 euros a dos bancos, porque solo era un becario en prácticas y todo apunta a que el autor del delito fue su padre, que no pudo ser juzgado por estar gravemente enfermo.
La sentencia de la Sección Cuarta considera demostrada la existencia de un delito continuado de estafa porque la empresa de material de oficina propiedad del principal acusado, J.M.L.R., estafó esa cantidad a El Monte de Huelva y Sevilla y a la Caja de Ahorros de Granada.
Según la sentencia, la empresa suscribió una póliza de descuento con dichos bancos según la cual obtendría un anticipo de las cantidades que le adeudaban los Ayuntamientos y organismos oficiales, y a continuación alguien falsificó las firmas de 17 alcaldes o interventores municipales en documentos "que no respondían a operaciones comerciales efectivamente realizadas".
El padre no asistió al juicio, celebrado en mayo pasado, pues había sufrido un grave infarto cerebral, pero la Fiscalía mantuvo su petición de 5 años de cárcel para su hijo, H.L.A., como presunto autor material de las falsificaciones.
Trabajador en prácticas
Los jueces, sin embargo, le absuelven libremente porque el joven, entonces de 19 años, entró a trabajar en la empresa de su padre en prácticas "sin una misión específica, colaborando en descargar camiones, hacer recados, archivar y realizar bases de datos de clientes".
Además, la mayor parte de los descuentos fraudulentos se produjeron antes de que el joven empezara a trabajar en la empresa, en octubre de 2000.
"No consta que el acusado tuviera especiales conocimientos de economía, contabilidad o de informática, más allá del manejo de un ordenador a nivel de usuario", y solo acudió a los bancos "como chófer para transportar a la secretaria", dice la sentencia.
"Escasamente verosímil"
Añaden los jueces que el único testimonio contra este joven fue el del jefe de Contabilidad, que un sábado le vio trabajando en un ordenador de la oficina que disponía de escáner, donde "le pareció ver en la pantalla documentos escaneados con sello y firma", aunque el acusado le dijo que estaba diseñando pegatinas para su moto.
La sentencia absuelve al joven porque considera "escasamente verosímil" que "fuera a las oficinas un sábado y se pusiera a escanear facturas falsas, acompañado por su novia, y que lo hiciese en presencia del jefe de Contabilidad".
El fallo considera, por tanto, que posiblemente la falsificación de facturas fuese realizada por su padre, "bien en solitario, bien con ayuda de una tercera persona de la empresa o ajena a ella", y "lo más lógico" es que lo hiciera en un lugar reservado y no en un ordenador de la zona común de la empresa.
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