Marian Zubieta, una vecina de Santa Cruz que ha trabajado de azafata durante 20 años, se ha visto en la obligación de recorrer varias administraciones públicas para denunciar que una empresa privada le ha negado la posibilidad de matricularse en un curso con opción a un trabajo por tener 51 años, algo que en su opinión "es inconstitucional", porque la edad laboral llega hasta los 65 años.
Zubieta manifestó a EL DÍA que ella no pretende ir contra la empresa en cuestión, el Centro de Gestión Las Delicias, sino que desea poner de manifiesto que una persona de su edad, con preparación y en buen estado físico y psicológico, está capacitada para desempeñar muchos trabajos.
Pero, cuando se sintió discriminada por tener 51 años para poder realizar un curso de un mes, al que van unidos otros dos meses de prácticas en agencias de viajes, Marian Zubieta acudió al Instituto Canario de la Mujer (ICM), al entender que la negativa que había recibido se debía por pertenecer al colectivo femenino.
En su opinión, "seguro que, en igualdad de condiciones, un hombre no hubiera recibido la negativa". Por este motivo se personó en el ICM, pero recibió la respuesta de "falta de competencia" en esta cuestión concreta.
La misma respuesta recibió tanto en la Cámara de Comercio como en el Área de Igualdad del Cabildo.
La razón principal esgrimida por la empresa para explicar a esta mujer que no era conveniente que se matriculara en el curso es que a la hora de hacer las prácticas iba a tener problemas, por su edad, puesto que las agencias de viajes buscaban becarios jóvenes, o, como mucho con 40 años, "por la imagen".
Este argumento no convenció a Marian Zubieta, quien hizo hincapié en que, aunque la imagen es importante para desempeñar algunos trabajos, como por ejemplo el suyo (azafata), también hay que valorar la preparación o la experiencia, algo que pueden aportar, precisamente, las personas que ya han cumplido años, que, por otra parte, tampoco desdicen en nada, "porque todavía no han perdido la buena imagen".
Asimismo, criticó que la sociedad entre en una dinámica donde lo que más importe sea la imagen externa, sin tener en cuenta otros muchos valores que pueden aportar las personas.
Aunque no es el caso de Zubieta, también existen muchas mujeres que, tras haber pasado varios años de su vida dedicadas al cuidado de sus hijos, una vez que se quedan más libres deciden incorporarse a la vida laboral, en ocasiones rondando los 50 años, y sería injusto que se les niegue el acceso a un trabajo, aunque sea de cara al público, por su edad.
El director de la citada empresa, Félix Casas, explicó a este periódico que cualquier persona puede hacer el curso que ofrece la entidad que preside, pero que su personal se siente en la obligación de adelantar a los alumnos que las agencias de viajes con las que tienen acuerdos para realizar las prácticas exigen un perfil determinado, en el que tiene importancia la edad, y esta explicación se comunica a todas aquellas personas que desean matricularse, con el fin de que no pierdan su tiempo ni su dinero.
Aseguró que ser mujer no tiene ninguna importancia y que nunca es motivo para impedir la matrícula.
Además, Casas indicó que la empresa lleva ya cinco años en Tenerife, con buen éxito, y está ampliando su oferta educativa.
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