Personas migrantes fueron obligadas de forma directa o indirecta a abandonar la capital china durante los días de los Juegos Olímpicos, aseguraron algunos de los afectados poco antes del inicio del evento.
Tras dos años de duro trabajo en un proyecto eléctrico con motivo de los Juegos Olímpicos, Dai Yi, de 50 años, sería enviado a su casa en el campo durante Pekín-2008, dentro de una operación de desplazamiento de migrantes de clase baja en los días de la competición.
Dai es una de las personas sin residencia inicial en Pekín que dice haber recibido órdenes para abandonar la ciudad. ‘Las autoridades no nos dejarán quedarnos. Es por los Juegos Olímpicos’, dice el pequeño trabajador.
Dai, padre de una familia pobre de ocho miembros de la provincia de Anhui, tendría por ello un problema económico, al encontrarse sin trabajo en este tiempo. ‘No tengo trabajo ahora, así que no seré capaz de ganar dinero hasta que decida qué hacer’, explicó.
Tanto Dai como otras personas aseguraron que habían sido ‘invitados’ por las autoridades de Pekín a dejar la ciudad esta semana, como parte del programa de preparación para la gran cita deportiva, que se encuentra ya en su recta final antes de la inauguración del 8 de agosto.
Los preparativos de los Juegos podrían haber atraído a personas de otros países o partes del país para trabajar en la construcción de las infraestructuras y en otras actividades relacionadas con la cita olímpica. Los lugares de origen de la mano de obra son a menudo núcleos rurales del propio país y los trabajadores desplazados se caracterizan frecuentemente por asumir trabajos duros, en condiciones a veces peligrosas y por un salario bajo.
El número de personas migrantes superó los cinco millones al final del pasado año, lo que supone uno de cada tres habitantes, apuntaron en su momento los responsables municipales.
Un representante de las autoridades pequinesas, contactado por la AFP, negó que estuviera en marcha un plan de ‘limpieza’ de estas características, pero varias personas migrantes aseguraron a la AFP que un proyecto de éxodo durante los Juegos estaba en marcha.
‘Mi sentimiento es que esto no es limpio’, declaró Yuan Daxin, de 36 años, desde la estación de tren en la que se disponía a viajar de vuelta a su lugar de origen. Yuan, de la provincia de Gansu, trabajó en la construcción de una torre de oficinas hasta el domingo. Su jefe comentó a los trabajadores que a partir de ahí disponían de ‘vacaciones olímpicas’.
Entre las paradojas de esta situación de ‘parón laboral’ forzado está que el trabajo de Yuan en las obras de los Juegos de Pekín permitió a su familia comprar su primer televisor, que será utilizado por todos ellos para seguir el evento desde el campo.
Activistas pro Derechos Humanos y a favor de los trabajadores han denunciado constantemente la situación de las personas migrantes y las violaciones de los derechos laborales, incluidas las obras relacionadas con los Juegos Olímpicos.
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