Casi el 35% de los inmigrantes que residen en Castilla y León cuentan con una vivienda en propiedad, según recoge la primera encuesta realizada por el Instituto de Nacional de Estadística sobre este colectivo y referida al año 2007.
Los datos contenidos en el informe reflejan que la población extranjera busca el arraigo en la comunidad autónoma tanto con la compra de un piso, como con la intención de traerse al resto de su familia a la región. Mientras que en el conjunto de España el porcentaje de inmigrantes con casa propia alcanza el 43,5%, la comunidad se sitúa en el medio de la tabla. Respecto a los que viven en alquiler, alcanzan el 37% (24.726) mientras que otro 24% (16.000) reside en viviendas que el INE denomina cedidas.
Lo que tienen claro los nuevos castellanos y leoneses es que la familia está por encima de todo. De los 121.761 extranjeros que viven en alguna de las nueve provincias, el 65% no tiene parientes fuera de España. Los que sí han dejado en sus países personas de su sangre – el 35%- están convencidos de que es necesario el reagrupamiento. Sólo un 4,9% prefieren que la familia se quede en el país de origen, mientras ellos mejoran su situación económica en España.
El documento hecho público por el INE el pasado miércoles deja claro que los que vienen a España, y en este caso a Castilla y León, dan el salto impulsados por la necesidad de encontrar un empleo (25%), mejorar la en muchos casos precaria situación laboral que tenían en su país de origen (45%) o porque han oído hablar por boca de sus compatriotas de la calidad de vida de España (32%). En todas las variables, el reagrupamiento familiar también marca el viaje hacia la península. De los extranjeros que residen en Castilla y León, 90.340 tienen hijos, lo que supone el 74%. Sin embargo, el 35% de ellos no conviven con sus vástagos, bien porque se quedaron en su país de origen o porque residen en otra ciudad española.
Encontrar una vivienda es el primer paso para este colectivo. Según los datos contenidos en la encuesta realizada a 15.500 personas, el 76% de los extranjeros que viven en Castilla y León lo hacen en un apartamento o piso y el 22% elige una casa unifamiliar.
Con todos los servicios
La superficie más común de estos hogares varía entre los 76 y los 90 metros cuadrados y la ocupación media por vivienda es de 3,4 personas. Respecto a los servicios, estos hogares cuentan con las comodidades comunes, como agua caliente, electricidad o cocina, y sólo en el 8,3% de los casos el piso no cuenta con calefacción, una situación habitual también para muchos españoles.
Como dato curioso destaca el mestizaje en la convivencia. En el 64,2% de los hogares donde reside una persona inmigrante también hay al menos un español (42.056). Este cifra desmiente, en cierta medida, la idea de las comunidades gueto. En esta variable hay que tener en cuenta que el 20,4% de los 121.761 extranjeros que vivían en Castilla y León el pasado año estaba casados o casadas con españoles. Por contra, en el 35% de las viviendas sólo viven extranjeros (23.361) tanto de la misma nacionalidad como de países diferentes.
Una característica de la migración hacia España es la práctica ausencia de países intermedios en el proceso. De hecho, casi nueve de cada diez extranjeros que han llegado a nuestro país se trasladaron desde su lugar de nacimiento. El informe también refleja una estabilidad en la residencia. En el caso de Castilla y León, el 58% de los inmigrantes se han mantenido en el mismo municipio al que llegaron, y el 23% sólo han cambiado una vez de ciudad o pueblo de residencia, se supone que por cuestiones laborales o familiares.
Los datos de la Encuesta Nacional de Inmigrantes referidos al pasado año podrían dar un vuelco con la nueva situación económica que se vive en España. La crisis en el sector de la construcción, motor del empleo en las capitales de provincia de la comunidad para este colectivo, augura un aumento importante del desempleo, lo que, según algunos expertos, podría provocar movimientos importantes entre autonomías en busca de trabajo.
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