Aunque la justicia china ya había emitido condenas a prisión por delitos similares, nunca una sentencia se había referido como tal al acoso sexual, recogido por la Ley de Protección de los Derechos de la Mujer, aprobada por la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo) el 28 de agosto de 2005.
La pionera condena se dictó contra Liu Juan, un joven de 29 años director de recursos humanos en una compañía de Chengdu, capital de Sichuan, denunciado por una de sus trabajadoras.
Chen Dan, recién llegada a la empresa, acusó a Liu de convocarla a su despacho en su primer día de trabajo, momento en que la besó y abrazó pese a la resistencia de la mujer, que sufrió varios arañazos en sus intentos de zafarse del agresor.
Un compañero de la oficina que asistió a los hechos llamó a la policía, que se personó en el lugar para arrestar a Liu, después de que Chen abandonara humillada la escena.
Un experto en leyes citado por el periódico mostró su confianza en que la sentencia sea ejemplar y sirva de advertencia a aquellos que piensan que el ‘acoso sexual’ no es lo suficientemente serio como para ser considerado un delito por el que se pueda acabar en la cárcel.
La Ley de Protección de los Derechos de la Mujer prohíbe expresamente el acoso sexual y da por primera vez a las víctimas el derecho a denunciar estos actos a la policía y los tribunales.
Se calcula que un 40 por ciento de las trabajadoras chinas sufren acoso sexual, aunque la prensa oficial china asegura que las cifras corresponden a ‘empresas privadas o de capital extranjero’.
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