Al iniciarse la tercera semana de conflicto laboral entre Hollywood y sus actores, los grandes estudios anunciaron que habían accedido a volver a reunirse el miércoles con el Sindicato de Actores de Cine y Televisión (SAG en sus siglas en inglés), pero que no cederían en cuanto a su oferta "final" de contrato.
El negociador de los estudios, la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, en sus siglas en inglés), afirmó que el encuentro, solicitado por el SAG, "será sólo para escuchar cualquier cosa que tenga que decir el SAG".
"Es importante destacar que el SAG se ha negado a especificar el motivo de la junta", añadió el grupo de productores, describiendo el encuentro como "una reunión aparte" consistente de un "pequeño grupo de cada bando".
El SAG, que ha presionado a los estudios para reabrir las negociaciones laborales, declinó hacer comentarios salvo para confirmar que las dos partes habían acordado reunirse el miércoles.
El contrato en disputa afecta al trabajo de 120.000 miembros del SAG en cine y en el horario de máxima audiencia de televisión, una industria que aún sufre las consecuencias de las 14 semanas de huelga de guionistas que terminaron en febrero. Por ahora se considera improbable un paro de actores.
El antiguo contrato del SAG expiró el 30 de junio, horas después de que los estudios presentaran su oferta final al sindicato.
El jueves, el SAG entregó una contrapropuesta durante una reunión de cuatro horas que culminó con la negativa de los estudios a ceder, insistiendo en que el sindicato debe someter la última propuesta de la industria a la votación de sus miembros.
Los líderes del SAG no se han mostrado dispuestos a esto último y aseguran que la oferta se queda corta en muchas áreas, aunque sea una copia de los términos aprobados el martes por la más pequeña Federación de Artistas de Radio y Televisión, en un contrato distinto que afecta sólo a actores de televisión.
Gran parte de la industria del entretenimiento está en una especie de huelga de facto, ya que los grandes estudios han detenido la mayor parte de sus producciones cinematográficas para evitar las costosas interrupciones laborales.
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