Desde cursos online hasta los portátiles para niños y profesores virtuales, la tecnología se extiende por las aulas estadounidenses, reduciendo la necesidad de libros de texto, cuadernos, papel y en algunos casos incluso, hasta de las escuelas.
Jemella Chambers, por ejemplo, tiene 11 años y es una de los 650 estudiantes que reciben un portátil de Apple cada mañana en una escuela pública de Boston. Desde la segunda fila de la clase, teclea los deberes de matemáticas en un programa educativo de animación que le parece similar a un videojuego.
"Es cómodo", dijo del programa de Scholastic FASTT Math, en el que ella y sus compañeros compiten por las mejores calificaciones completando ecuaciones matemáticas.
"Esto me hace aprender mejor. Es como jugar", agregó.
Expertos en educación afirman que la escuela de la niña, la Escuela Intermedia Piloto Lilla G. Frederick, de Boston, ofrece una mirada al futuro.
En la institución no hay libros de texto. Los estudiantes reciben portátiles cuando llegan cada mañana y los devuelven al salir.
Los profesores y los estudiantes tienen blogs, mientras que el personal docente y los padres charlan en programas de mensajería instantánea y los deberes se envían electrónicamente a través de la página de Internet del colegio.
"Mi perro se ha comido los deberes" no vale de excusa aquí.
El experimento en esta escuela comenzó hace dos años y ha costado unos dos millones de dólares (unos 1,26 millones de euros). El trabajo de clase se hace en aplicaciones gratuitas de Google como Google Docs, en un software educativo especializado como el FASTT Math o en programas como el iMovie de Apple.
"¿Por qué compraríamos un libro si podemos comprar un ordenador? Los libros de texto quedan con frecuencia obsoletos incluso antes de que se impriman", dijo Debra Socia, directora de la escuela ubicada en Dorchester, un distrito complejo de Boston propenso al crimen e instituciones educativas pobres.
Sin embargo, existe una concesión al pasado: una biblioteca repleta de novelas.
La asistencia promedio subió a un 94 por ciento desde el 92 por ciento; los problemas de disciplina cayeron un 30 por ciento. Y los padres están cada vez más involucrados, dijo Socia.
"Cualquier familia puede chatear con un maestro y decir: ‘Mire, tenemos este problema’", comentó.
A diferencia de los colegios tradicionales, los alumnos de Frederick trabajan a niveles muy distintos en la misma clase. Los niños con necesidades especiales se sientan al lado de los estudiantes adelantados. Los ordenadores registran una gama de niveles de aptitud y permiten a los profesores centrarse en las áreas en las que sus alumnos flaquean, explicó Socia.
"Se brinda educación a bajo coste, pero en realidad se mejora la cantidad de tiempo que un profesor pasa con cada estudiante porque ya no están usando programas estructurados", comentó.
Jason Szep
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