Una quincena de agencias de detectives valencianas resuelven cada año un millar de asuntos. Los trabajos que realizan tienen un coste medio de entre 1.500 y 3.000 euros.
La ley obliga a los detectives a comunicar a las Fuerzas de Seguridad del Estado los hechos delictivos, aunque en la mayoría de los casos la colaboración es total. El detective valenciano Octavio Morellá explicó que la inversión en medios tecnológicos es clave para llevar a cabo los seguimientos sin que sean detectados. Los detectives compran el material por internet y tienen acceso a todo tipo de tecnología, desde un bolso con una microcámara que es "imposible detectar a simple vista" a teléfonos móviles que permiten intervenir las conversaciones sin que el usuario sepa que su vida empieza a ser pública.
Falsos tópicos
"La gente piensa que lo que más hacemos son investigaciones sobre infidelidades, pero no es cierto. A veces algún cliente lo pide para demostrar en el futuro a sus hijos que no tiene la culpa de la ruptura matrimonial y para echárselo en cara a su pareja. Ahora lo que más investigamos son bajas laborales. Algunas empresas tienen problemas graves de absentismo y necesitan comprobar si las bajas están justificadas o los trabajadores les están engañando. Un trabajador clave en una empresa puede romper toda la infraestructura. Nosotros trabajamos con empresas de todo tipo", apuntó el investigador Octavio Morellá. El detective privado precisó que un cincuenta por ciento de las bajas sí son fraudulentas, pero el resto "es un problema de desconfianza injustificada del jefe de la empresa".
Los detectives privados son diplomados universitarios y constantemente se están reciclando. La vida personal se acaba resintiendo porque no tienen horarios y las jornadas laborales pueden llegar a ser de hasta quince horas. "Tenemos que ir a saco. Podemos empezar a hacer un seguimiento a las seis de la mañana y acabar a altas horas de la noche. El problema es que nosotros facturamos por horas. A veces los clientes se impacientan y nos agobian pidiendo resultados inmediatos. No se dan cuenta de que influyen un motón de factores. Estás siguiendo a una persona, se pone un coche delante y lo pierdes", señaló Morellá.
Los detectives valencianos tienen clientes de todo tipo. Desde empleadas de la limpieza que quieren demostrar que su ex marido tiene unos ingresos superiores a los que confiesa para pagar una pensión, a grandes empresas que no dudan en gastarse miles de euros para destapar un fraude. Una de las grandes investigaciones de Octavio Morellá fue el seguimiento a una sala de juego de Valencia que presuntamente daba regalos e hinchaba los premios del bingo con jugadores-gancho para conseguir más clientes.
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