España se ha convertido en uno de los países que destruye más empleos en Europa, con previsiones que apuntan a un aumento del paro superior al 11% hasta 2010. Aún así, el mercado laboral cuenta con un déficit de personal que, bien por desconocimiento, falta de formación o ausencia de inversión, presenta carencias en campos tan demandados como el sanitario, operatividad tecnológica o redes energéticas. La cuestión es si, con la crisis, la inversión pública apostará por las nuevas profesiones con necesidades confesas o, por contra, se arrastrarán sin remedio de forma que médicos, técnicos de renovables o de centrales nucleares formen parte del Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura del Inem.
Bajo mínimos
Los empleadores buscan ávidamente expertos en tratamientos de residuos nucleares o gerontólogos, pero o no hay suficientes o no existe formación específica por parte de las entidades académicas españolas. Estas deficiencias están englo-badas en los llamados Nuevos Yacimientos de Empleo, fuente generadora de puestos de trabajo, sobre todo, en el sector servicios. No obstante, estos nichos del mercado laboral no han sido ocupados al ritmo esperado: si en 2000 se vaticinaba la creación de 100.000 empleos, hoy las necesidades elevan la cifra deficitaria por encima de los 200.000 de alta cualificación, con otras tantas vacantes que no precisan tan elevada formación. Sólo con la Ley de Dependencia se prevé la creación de 300.000 puestos de trabajo de asistencia; pero la crisis puede cambiar las cosas. Elvira González, directora del Centro de Estudios Económicos de la Fundación Tomillo, asegura que “los empleos de servicios, fuertemente ligados a la renta, son los primeros que sufren ante cualquier desavenencia”. Así, “hay familias que ahora contratan a alguien para el cuidado de personas dependientes; pero si uno de los miembros se queda en el paro, asumirá la asistencia por su cuenta y prescindirá de cualquier ayuda externa”. Por otro lado, parece difícil que las posibilidades de los nuevos yacimientos ayuden a los inmigrantes afectados por el parón de la construcción. Julián Pérez, director de predicción de Ceprede, señala que se han subestimado las complicaciones de recolocación, ya que “el reciclaje necesita un periodo de transición y formación que no se adquiere de la noche a la mañana”.
Un problema al que se enfrentan los yacimientos es la falta de inversión, una actitud que sorprende si se tiene en cuenta el potencial económico de estas estructuras laborales relacionadas con la gestión del agua o el desarrollo del sector energético. Si la inversión privada no ha sido especialmente generosa en tiempos de bonanza, es poco probable que ante una coyuntura incierta se tire la casa por la ventana.
Los expertos ven la solución en la inversión pública y la colaboración entre administraciones capaz de dar el espaldarazo al tan traído y llevado cambio de modelo económico: más tecnología, I+D+i y personal altamente cualificado, más aún, con la creación del nuevo ministerio del ramo.
Lea la noticia en La Gaceta
Los comentarios están cerrados.