Nunca en la historia los europeos de más edad han gozado de tanta salud y nunca han dejado de trabajar antes. La esperanza de vida tras la jubilación supera los 20 años para los hombres y los 25 para las mujeres. Pero cobrar más años la pensión y jubilarse antes no augura nada bueno para el sostenimiento de las pensiones. Por eso cada vez más Estados intentan frenar la desbandada del mercado laboral por parte de los trabajadores de más edad. Pero el aumento del paro en la actual coyuntura de crisis económica puede volver a impulsar el recurso fácil de las prejubilaciones.
En Alemania, el contrato de la coalición de Gobierno entre democristianos y socialdemócratas prevé ir elevando paulatinamente la edad de jubilación hasta los 67 años, reforma que se aplicaría plenamente a partir de 2029. El Gobierno ya tomó una serie de medidas para favorecer que los seniors siguieran trabajando. Sus efectos han comenzado a notarse, pues la tasa de asalariados de 55 a 64 años en activo ha pasado del 48,4% en 2006 al 52,5% en 2007.
Pero ahora los socialdemócratas quieren atenuar la reforma de la jubilación, bajo la presión de los sindicatos y en busca del apoyo del votante de izquierdas ante las perspectivas de las elecciones europeas y legislativas en 2009.
Proponen aplicar la jubilación parcial desde los 60 años, y no a los 63 como sucede actualmente. Con este sistema, poco utilizado, el trabajador puede recibir una pensión reducida hasta la edad oficial de jubilación a los 65 años, pero se le permite ganar algo de dinero con trabajos menores.
Trabajo a tiempo parcial
Otra reforma propuesta es seguir subvencionando el trabajo a tiempo parcial de los mayores de 55 años, que se iba a terminar en 2009. Esta fórmula se ha utilizado para acelerar las jubilaciones anticipadas y ha afectado a 104.000 trabajadores el pasado año con un coste de 1.400 millones de euros.
Los democristianos han rechazado estas propuestas socialistas, que a su juicio suponen “una ruptura del contrato de coalición”.
También en Suecia se plantean qué hacer para retener a los trabajadores de más edad. Un 30% de la población entre 55 y 64 años está fuera del mercado laboral, sin que esto pueda atribuirse a problemas de salud. ¿Qué obstáculos existen para que estos trabajadores sigan en activo? Esta pregunta se la hacen Roland Kadefors, de la Universidad de Gotemburgo, Arne Olsson, sindicalista, y Annemarie Särner, de la patronal, en un estudio para el que han dirigido un cuestionario a los solicitantes de empleo, sindicatos, Caja de Seguros Sociales y al Instituto de empleo. Con sus respuestas, en el informe se identifican prácticas que obstaculizan el trabajo de los seniors.
La regulación del seguro de paro y de enfermedad no permite que los trabajadores que se están beneficiando de ellos puedan trabajar, aunque sea a medida jornada. El que quiera crear su empresa o probar un trabajo con una remuneración menor del que tenía, verá disminuido lo que cobra por el paro.
Por parte del empleador, hay que tener en cuenta que un trabajador de más edad le cuesta más en cotizaciones a la Seguridad Social, lo que obstaculiza los contratos. Habría que buscar fórmulas para que sea más fácil emplear a los seniors sin incurrir en mayores costes.
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