El Gobierno francés confía en cerrar esta semana un acuerdo con el Ejecutivo español sobre el Pacto europeo de inmigración que pretende sacar adelante durante su semestre de presidencia de la UE, informó ayer el embajador de Francia en España, Bruno Delaye.
Para ello, el ministro francés de Inmigración, Brice Hortefeux, viajará mañana a Madrid para intentar ultimar la redacción del proyecto con el jefe de la Diplomacia española, Miguel Angel Moratinos, el titular de Trabajo, José Corbacho y el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido.
El objetivo es alcanzar un acuerdo "total" sobre el texto entre Francia y España antes de que acabe esta semana, con el fin de presentarlo el lunes próximo al resto de socios europeos en el Consejo de Asuntos de Justicia e Interior (JAI) en Cannes, precisó el embajador, que presentó ayer en Madrid los objetivos de la presidencia francesa de la UE, que arrancó ayer.
Delaye señaló que el Pacto se basará en tres grandes principios: la lucha determinada contra la inmigración ilegal, la acogida "digna" e integración de los inmigrantes legales y la promoción de un "desarrollo solidario" de los países de origen de los migrantes.
Preguntado por los dos asuntos de la propuesta inicial francesa con los que España no estaba de acuerdo y ha entrado a discutir (la inclusión en el documento de un contrato de integración para los inmigrantes y el rechazo a las regularizaciones masivas), Delaye rehusó comentar cómo se encuentra la redacción actual del documento porque, argumentó, "varía cada 12 horas".
En los últimos días representantes del Ejecutivo español han asegurado que en las últimas versiones de la propuesta no figuraba el contrato de integración –similar al que propuso el PP en la pasada campaña electoral y por el cual el inmigrante se compromete a seguir una formación lingüística y en valores cívicos–. No obstante, el primer ministro francés, Francois Fillon, indicó el viernes pasado que "no se ha quitado ni añadido nada" a la propuesta.
En cuanto a los procesos de regularización de inmigrantes, España no se opone a incluir un rechazo a las regularizaciones "masivas y arbitrarias" de inmigrantes, es decir, aquellas que se hagan sin tener en cuenta el mercado laboral y sin analizar caso por caso, precisó la semana pasada López Garrido.
Así, la regularización que emprendió el Ejecutivo español en 2005 –y que prefiere denominar ‘normalización’– quedaría fuera de todo reproche ya que se basó "en el mercado de trabajo" y se hizo, "caso a caso" sobre "cerca de 700.000 personas que estaban trabajando en España en la ilegalidad", según López Garrido.
Ayer, López Garrido destacó, en el mismo acto en que participó Delaye, que España coincide con los objetivos de la presidencia francesa, sobre todo en lo que se refiere a la inmigración y al impulso de la política euromediterránea.
Subrayó, además, la importancia de que el Pacto europeo sobre inmigración aborde este fenómeno desde una "perspectiva positiva" y como un "síntoma de prosperidad", posición que, dijo, comparten España y Francia. En este sentido, sostuvo que la mitad del crecimiento español de los últimos años se debe a la inmigración.
El Gobierno español esperaba haber acordado la redacción del Pacto con motivo de la II Reunión de Alto Nivel entre España y Francia sobre cooperación transfronteriza que tuvo lugar en Zaragoza el viernes pasado, presidida por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro francés, Francois Fillon.
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