Si la modificación de la Ley de Extranjería del 2003 estableció algunas ‘condiciones’ para acabar con el ‘reagrupamiento en cadena’ propiciado en 1995, el año 2008 será recordado por sentar ‘unas mínimas bases sólidas’ para el reagrupamiento familiar. Hoy por hoy ‘no existen’, aseguró el viernes el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho.
Como primer paso, trasladará a la Conferencia Sectorial de Inmigración, que se constituirá el próximo 9 de julio, la necesidad de realizar las reformas necesarias para que la reagrupación de jóvenes de entre 16 y 18 años lleve implícito el permiso de trabajo, según anunció ayer en Barcelona. El ministro puso de relieve la ‘enorme contradicción’ de que estos adolescentes no tengan acceso directo al mundo laboral cuando ya han finalizado la enseñanza obligatoria. Si junto con la tarjeta de residencia no se les permite trabajar, el destino habitual de los jóvenes inmigrantes suele ser ‘las plazas’, aseguró Corbacho. El permiso de trabajo automático para los reagrupados constituye una reivindicación clásica de sindicatos y ONGs. No obstante, ayer Corbacho lo reclamó tan sólo para los jóvenes de hasta 18 años, que constituyen el 54,4 por ciento de los inmigrantes reagrupados en Cataluña entre 2004 y 2007, según datos de la Delegación del Gobierno. En declaraciones posteriores, el ministro apuntó que el mercado laboral tal vez no pase por el mejor momento como para absorver de golpe a todos los reagrupados si se les da carta blanca para trabajar. De momento, los cónyugues que acudan a España por este procedimiento quedarán al margen.
Corbacho también tuvo palabras para los padres y suegros de los inmigrantes. ‘Puede pasar alguna cosa con el estado del bienestar: O aumenta mucho o hemos de regular los flujos de crecimiento de la población’. Corbacho también observó que ‘estamos colocando a la escuela más cerca del fracaso que nunca’, con niños que empiezan las clases ‘cuando faltan 30 días para que se acabe el curso’. Entre las medidas que planea poner en marcha el ministro, figura la de establecer unos meses concretos para la llegada de menores en edad escolar. Los niños de siete años que hoy migran a España serán ‘los ciudadanos del futuro’, destacó Corbacho. En consecuencia, hay que actuar en las aulas porque allí se cuece ‘la sociedad del futuro’.
Respecto al decreto de retorno voluntario que entrará en vigor en septiembre, ‘se ha de ver como una oportunidad’, defendió el ministro, quien recordó que los inmigrantes que se acojan a él conservarán sus ‘derechos administrativos’ en caso que decidan volver en menos de cinco años. Una única política europeo.
Otra de las reivindicaciones de Corbacho fue avanzar hacia ‘una única política de inmigración en Europa’. Según constató, en el continente ‘corren vientos de control y legalidad’. En este contexto, en España ‘la inmigración tiene que estar ligada al mundo del trabajo’ ya que en caso contrario se cae en ‘una precarización del empleo’. Corbacho no hará ‘más leyes’ -‘hay un exceso’, opinó-, sino que adaptará y reformará el marco legal vigente para conseguir un modelo propio en inmigración.
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