A las 12,51 horas de ayer las emisiones de Telemadrid se cortaron y la señal de la cadena se fundió en negro. Los sindicatos cumplían así la amenaza del ‘apagón’ informativo, de llevar a las últimas consecuencias una huelga ‘salvaje’ de 24 horas que se extiende hasta el mediodía de hoy.
La brusca interrupción de la programación dejó a los espectadores privados de toda conexión con la única emisora autonómica pública de la capital de España. En los primeros minutos incluso la ‘mosca’ de Telemadrid se borró de la pantalla, lo que generó en la audiencia la sensación de estar frente a un televisor apagado, desconcierto que sólo se mitigó a partir de la sobremesa, cuando se introdujo un rodillo informativo sobreimpreso en el que se advertía que ‘las emisiones programadas para el día de hoy -por ayer- están siendo alteradas por la huelga convocada por los sindicatos CC.OO. UGT y CGT ante la falta de acuerdo en la negociación colectiva y los servicios mínimos’.
El fundido en negro de una cadena, la medida más extrema de cuantas se pueden efectuar en una empresa audiovisual para escenificar la capacidad de presión síndico-política, sólo se había producido en una ocasión hasta ayer en España. Ocurrió en Televisión Española durante la huelga general convocada contra el Gobierno socialista de Felipe González el 14 de diciembre de 1988. Eso sí, aquel ‘apagón’ únicamente duró unos minutos, el tiempo que la Dirección de la cadena estatal tardó en reaccionar y hacerse con el control de emisiones.
La ausencia de técnicos en los servicios de continuidad de la cadena autonómica interrumpió también ayer las emisiones de Onda Madrid, a las 12.00 horas, y las de LaOtra, a las 15.30. No obstante, continuaron en servicio la ‘web’ y el Canal Metro.
Cabe recordar que la Dirección de Telemadrid calificó la huelga de ‘irresponsable’ y no ha solicitado servicios mínimos, ‘por respeto a la libertad de elección de los trabajadores’ y de acuerdo con una sentencia de los tribunales (Tribunal Superior de Justicia de Madrid) sobre una huelga anterior, que no admitía la consideración de servicio público esencial para la programación de Radiotelevisión Madrid.
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