El avance del Padrón Municipal hecho público la semana pasada constata una realidad: el número de ciudadanos rumanos afincados en España se ha disparado. En 2007, aumentaron en 201.948 personas hasta las 728.967, lo que convierte a este colectivo de extranjeros en el más numeroso, situándose por vez primera por delante de los marroquíes. Pues bien, el plan para promover el retorno voluntario de los inmigrantes parados que ha ideado el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y que ya ha recibido la luz verde del Consejo de Ministros, no será de aplicación para los rumanos, lo que limita de forma considerable los efectos prácticos de la medida.
El Ministerio ha restringido la iniciativa -que permitirá capitalizar el subsidio de desempleo y percibirlo en dos plazos, a cambio de renunciar a permisos de residencia y trabajo y no volver a España durante tres años- a los inmigrantes extracomunitarios de los países que tengan convenio con la Seguridad Social. Unos condicionantes que excluyen a Rumanía y que harán que la medida sea meramente cosmética y apenas afecte a un 15% de los 100.000 desempleados contabilizados por los servicios de empleo susceptibles de acogerse a la propuesta. En suma, 15.000 personas, según cálculos efectuados por el propio ministro.
“Rumanos y búlgaros tienen derechos de movilidad tras la entrada de estos países en la Unión Europea”, que se produjo el 1 de enero de 2007, se justifica Corbacho para explicar la exclusión de estas nacionalidades de su plan de retorno voluntario. Sin embargo, con la moratoria de dos años decretada entonces por miedo a que el mercado laboral se desequilibrara por la entrada masiva de rumanos y búlgaros. Los nacionales de estos países que llegan a España y quieren trabajar deben cumplir prácticamente los mismos requisitos que los inmigrantes de países ajenos a la UE. El Ejecutivo aún no se ha pronunciado con claridad respecto al levantamiento de la moratoria.
Seguimiento laboral
Miguel Fonda Stefanescu, presidente de la Federación de Asociaciones de Rumanos en España (Fedrom), aseguró a este periódico que “Rumanía es un país que ha tenido en los últimos años tasas de crecimiento del 5% y el 6% y que puede tener en breve, con la ayuda de los fondos europeos que va a recibir, un nivel de vida parejo al de España”. En este sentido, aseguró que la medida podría tener sentido para un colectivo como el rumano “si estuviese acompañada de itinerarios laborales y un seguimiento de las personas que vuelven a sus países. Entonces, se podría ver como un proceso de reubicación”.
Los datos de afiliados extranjeros a la Seguridad Social constatan cómo los rumanos son lo que tienen mayor presencia de entre los países de la Unión Europea, con 264.278, de los que 161.529 están inscritos en el Régimen General y 48.539 son autónomos. Es el colectivo de extranjeros con mayor número de emprendedores. No existe ese escenario en el caso de marroquíes y ecuatorianos, los otros dos colectivos más numerosos. De los 283.795 marroquíes afiliados, sólo 14.463 son autónomos; de los 257.208 ecuatorianos, apenas 6.665.
Según los datos que maneja la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), sólo 95 inmigrantes se fueron de España en el último año y medio con un proyecto de reintegración, esto, es para montar un negocio. De hecho, sólo 1.327 extranjeros se acogieron a alguno de los cuatro programas lanzados por esta institución para facilitar el retorno voluntario. Una encuesta reciente del Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja que, de momento, el regreso a su país de origen no es contemplado por los inmigrantes: hasta un 81,2% tiene intención de traer a su familia a España y sólo un 7,7% no piensa en la reagrupación familiar.
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