No será porque no se lo hayan puesto fácil. Apenas 391 desempleados del sector de la construcción, de los más de 2.000 que se calcula hay en Catalunya, se han mostrado interesadas en trabajar este verano como jornaleros agrícolas. Eso, después de que el Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) les haya telefoneado a sus casas para ofrecerles el trabajo y garantizarles que, en cuanto terminen sus contratos temporales en el campo, volverán a percibir el correspondiente subsidio. Hasta el pasado viernes, el SOC había hecho 1.165 llamadas, con un porcentaje de respuestas favorables –todavía no definitivas– del 33,5%.
Campaña oficial
La cifra supone un flaco balance provisional para el operativo lanzado por la conselleria de Treball después de que diversos sindicatos reclamaran a los organizadores de la campaña de recogida de la fruta en Lleida que dieran prioridad a los parados, especialmente a los de la construcción, antes de movilizar mano de obra inmigrante con contrato en origen. El año pasado, la campaña agraria empleó a 12.744 personas en las cuatro provincias, de las que más de 6.200 fueron extranjeros contratados en sus propios países.
"Es ilógico –decía el pasado mayo la primera secretaria de UGT en Lleida, Rosa Palau– que los empresarios agrarios vayan a buscar trabajadores al extranjero, cuando muchos engrosan aquí las listas del paro". El planteamiento de la sindicalista leridana, compartido por el Govern, estaba argumentado. En primer lugar, señalaba Palau, "la gente que viene de fuera por primera vez tiene que adaptarse a unas nuevas costumbres, mientras que los inmigrantes que han trabajado en otros sectores ya conocen la situación".
En segundo término, decía, "la contratación de temporeros en origen tiene un coste en traslados y viajes que se evitaría contratando a gente que ya está aquí". Y aún un tercer motivo: "El subsidio de paro dura lo que dura y sería bueno explicar a los candidatos que tras la cosecha, cabe la posibilidad de pasar a una cámara frigorífica o a una cooperativa".
Pero, por lo que parece, la oferta no ha acabado de seducir. "El problema es que la campaña agraria solo garantiza trabajo durante tres o cuatro meses y requiere mucha movilidad, porque la gente se va moviendo de una finca a otra, de una comarca a otra", argumenta Joan Josep Vergé, que coordina desde hace 10 años la contratación de temporeros en el sindicato Unió de Pagesos. "El del campo es un trabajo de sol a sol y, para muchos, supone la última opción".
Salarios mejorados
Los sueldos tampoco acompañan. Y eso que el nuevo convenio del campo, ratificado el pasado jueves entre patronales agrarias y sindicatos, prevé un aumento salarial del 4% para este 2008, lo que deja el sueldo base en 5,76 euros la hora. El acuerdo también mejora las condiciones para acceder a la jubilación e incrementa las dietas por kilometraje.
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