Las diferencias entre ambas partes llegan al punto de que cada uno tiene su propia versión sobre la reclamación sindical. Según TCSA, ‘piden una subida salarial no negociable cercana al IPC real más 8 puntos durante los tres próximos años y estamos hablando de una plantilla cuyas condiciones laborales son ahora de 35 horas semanales y 30.000 euros brutos de media’, detalla el presidente de TCSA, Iñaki Goiri.
Sin embargo, el presidente del comité de empresa, José Antonio Fernández, niega esta reivindicación. ‘Pedimos la misma subida que tengan los de Vitoria y que la diferencia salarial que nos separa de ellos -2.500 euros- se elimine en tres años’. Goiri ha explicado que el último ofrecimiento de la empresa fue el mantenimiento del poder adquisitivo, es decir, el IPC real, y cualquier cosa que superara eso llegaría a base de negociar cuestiones como la rebaja del absentismo laboral, ‘que en estos momentos ronda el 10 por ciento y ha aumentado un 3,5 por ciento en los últimos cinco años’, asegura.
Otros puntos que introdujeron en la negociación, rechazados por los sindicatos como contrapartida al aumento salarial, fueron el aumento en la puntualidad de los autobuses y la disminución de vueltas perdidas en las líneas, entre otros. De nuevo, el motivo que aduce cada uno para explicar la ruptura de las negociaciones es distinto. Según el comité, ‘el día anterior a conocerse que Veolia iba a gestionar Bilbobus, rompieron las negociaciones. Imaginamos que lo sabían y se lo tomaron muy mal’. TCSA considera ‘mezquina’ esta apreciación y afirma que ‘tras constatar por enésima vez la inmovilidad de las posturas sindicales, nos levantamos de la mesa porque una negociación no debe ser una imposición’.
A principios del mes de junio, después de un mes de paros parciales, hubo un espejismo de solución cuando la empresa propuso recurrir al Consejo de Relaciones Laborales para que mediara en el conflicto y determinara cómo debía ser el nuevo convenio. Sin embargo, TCSA condicionó esta posibilidad a que se desconvocaran los paros y el comité consideró ‘inviable’ esa contrapartida.
Con el mes de junio llegó el recrudecimiento definitivo del enfrentamiento laboral. Endurecieron las protestas y se radicalizaron los paros. Hasta el momento 259 autobuses han sido saboteados y esto ha supuesto que en las últimas dos semanas ni siquiera se hayan cumplido los servicios mínimos establecidos por el Gobierno vasco. La empresa ya ha hecho números. Calculan que cada día de huelga les ha generado pérdidas de 36.000 euros. El presidente de TCSA explica que, al margen de las reparaciones, ‘un autobús saboteado no presta servicio y, por lo tanto no percibimos ningún dinero de la Diputación y el Ayuntamiento. Sin embargo, sí pagamos al conductor, así que, desde que comenzó la huelga estimamos unas pérdidas de 600.000 euros’.
Los perjuicios que aduce la empresa no quedan ahí, porque los usuarios están hartos de retrasos y han encontrado alternativas mejores. Lo habitual hasta ahora era recibir 150.000 viajeros cada día. Ahora, ‘en los días de huelgas parciales tenemos un descenso de viajeros del 20 por ciento, pero incluso los días que no hay paro, hemos perdido un 7 por ciento’, detalla Goiri.
Mientras el comité insiste en que sus condiciones salariales son las peores de la comunidad autónoma, TCSA expone de qué cifras estamos hablando. ‘Entre 1.998 y 2007, el IPC ha subido algo más del 30 por ciento, mientras que en ese mismo periodo, los salarios se han incrementado en más de un 50 por ciento. Por el contrario, el horario laboral ha disminuido casi un 7 por ciento’. Y lanza una advertencia: el gasto de personal para asumir las reclamaciones de los sindicatos sería de ‘seis millones de euros al año, pero la ciudadanía debe saber que ese aumento no saldría de las arcas de TCSA, que tiene un contrato con unas previsiones de aumento mucho más pegadas a la realidad. Lo pagarían las instituciones, es decir, todos nosotros’.
Ahora están a la espera de que el Gobierno vasco decida si se dan las circunstancias para decretar un laudo con el que el comité no está de acuerdo. Y mañana, ambas partes se verán en los juzgados, un recurso que, según Goiri, ‘no habíamos tomado antes. Las huelgas nunca se habían desarrollado de esta forma’. De nuevo, la versión es distinta que la del comité. Su presidente asegura que ‘casi no salimos de los juzgados con la empresa. Si no son conflictos colectivos, son reclamaciones de dinero… TCSA es muy conocida en el Juzgado de lo Social’.
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