Cuando en el 2001 la Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya (AQU) preguntó a los que habían obtenido un título universitario tres años antes (en 1998), y tenían empleo, dónde trabajan, uno de cada cinco lo hacía en el sector público. Ahora, cuando la AQU ha vuelto a preguntar, esta vez a los que se licenciaron en el 2005, los que han obtenido un contrato en la Administración son ya cerca de cuatro de cada 10. ¿Qué ha ocurrido? Que la oferta de empleo en la sanidad y la educación se ha disparado.
"En una década, la contratación pública de titulados ha experimentado un incremento del 71%", señala el último informe de inserción laboral de la agencia que preside el catedrático de Economía y exrector de la Universitat Autònoma (UAB) Antoni Serra Ramoneda, presentado ayer.
COMBINACIÓN DE FACTORES
Lo sucedido se explica por una combinación de factores. Por un lado, ha crecido la población escolar, se ha introducido la sexta hora de clase diaria en los centros públicos de primaria y el profesorado ha ganado en derechos, como la reducción de la jornada lectiva semanal (el tiempo que permanece en clase con los alumnos). Todo ello ha contribuido a engordar la nómina de la Conselleria d’Educació. Por otro, la de Salut ha tenido que dar respuesta al aumento de la población a la que tiene que prestar asistencia sanitaria. La necesidad de reemplazar a los jubilados, tanto en el ámbito educativo como en el sanitario, también ha empujado al alza la oferta de empleo.
El trabajo mide igualmente si la formación recibida se adecua a las necesidades profesionales. Las respuestas ofrecidas revelan que los idiomas ocupan un lugar destacado entre los déficits más notables de formación, según reconocen los encuestados. Paradójicamente, esa competencia no se halla entre las más necesarias para desarrollar su trabajo de forma satisfactoria. ¿Por qué? "Porque el sector público no los exige", dedujo ayer uno de los integrantes del equipo de la AQU que tiene la responsabilidad de extraer conclusiones del estudio.
SATISFACCIÓN
La última macroencuesta de la AQU, que ha sido contestada por más de la mitad de los 23.000 titulados que en el 2005 finalizaron la carrera en las universidades públicas catalanas, refleja, ade-
más, que tres años después disfrutan de una situación equiparable a la del pleno empleo: solo el 3,1% declaran estar parados. En el 2001, en cambio, el paro alcanzaba al 8,1% de los que llevaban un trienio con el titulo en el bolsillo.
Los universitarios puntúan la satisfacción con el trabajo que desarrollan con un ocho, en una escala de 10, y 74 de cada 100 manifiestan que volverían a elegir los mismos estudios que han cursado si tuvieran que comenzar de nuevo. Los odon-
tólogos, médicos y maestros de las especialidades de infantil, educación física y educación especial son los que creen, en una mayor proporción, que han elegido la mejor carrera. La mayoría de los que han cursado Turismo, por contra, reniegan de los estudios.
El presidente del consejo social de la Universitat de Barcelona (UB), Joaquim Coello, interpretó ayer que el trabajo trasluce que "la sociedad valora y acoge favorablemente" a los titulados universitarios.
Los comentarios están cerrados.