El Supremo ha dado la razón a las cuatro camareras que denunciaron a la empresa que gestiona la cafetería del hospital Clínico por mobbing. El Alto Tribunal ha rechazado el recurso de casación interpuesto por Sodexho y declara firme la sentencia. La compañía, que sigue al frente del servicio, tendrá que indemnizar a cada una de las trabajadoras con cantidades que rondan los 30.000 euros y, además, asumir las costas de todo el proceso.
La batalla legal de las cuatro jóvenes empezaba hace algo más de tres años. "Las insultaban delante de la gente con expresiones despreciativas, comentarios despectivos, les controlaban la comida o las ofendían por sus formas femeninas", relata a este diario la abogada de las camareras, Carmen Romero. El primero en darles la razón fue el Juzgado de lo Social de Fontiñas. Condenó a la empresa, a los encargados del local y a varios directivos. Tanto el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) como el Supremo desestimaron los recursos presentados.
"Al principio todo el mundo decía que era un invento, una pataleta, y que habían tenido suerte en un juzgado de Santiago. Ahora que la sentencia por fin es firme se desmuestra que lo que contaban era verdad", explica la letrada que representa a las trabajadoras. El acoso laboral, según queda probado en el fallo, se ejercía de dos maneras: a través de insultos, comentarios despectivos y actitudes de desprecio de los superiores hacia las jóvenes, y creando una situación de conflicto entre los miembros de la plantilla.
No obstante, la contienda judicial todavía no ha llegado a su fin. El procedimiento penal sigue en marcha y pendiente de juicio, un juicio que podría concluir con el gerente de Sodexho y el encargado de la cafetería del hospital Clínico en prisión (de seis meses a dos años). Es la primera vez en Galicia que la Fiscalía abre un caso por un supuesto delito contra los trabajadoras por vía penal.
En el mismo puesto
Tres de las camareras siguen trabajando en la cafetería del centro sanitario de A Choupana y el encargado que cubría su turno ya no es el mismo. Sólo una decidió abandonar el puesto tras la pesadilla. En los cuatro casos las pruebas médicas determinaron que existía "una huella cíclica" de acoso laboral, "para alguna de ellas de difícil recuperación", puntualiza Carmen Romero.
Las empleadas fueron cayendo de baja poco a poco debido a la situación "inauguantable" que soportaban durante el desarrollo de su actividad profesional.
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