España va a sufrir lo suyo para mantener el pago de pensiones. En los próximos lustros se jubilarán los integrantes de la cuantiosa generación baby-boom, pero como el crecimiento natal ha sido tan bajo en las décadas siguientes, el pago de sus rentas pone en jaque el actual sistema de bienestar. Advertencias de instituciones económicas, dentro y fuera de casa, han puesto en aviso que el mantenimiento de los pagos será, primero, harto complicado. Después, imposible al ritmo actual.
Con todo, la tónica que manifiestan los trabajadores españoles no muestra excesiva preocupación y hasta que se ejecuten las reformas estructurales, reclamadas reiteradamente desde el Banco de España, el futuro de miles de jubilados está en un limbo sobre el que planean cuestiones como la sostenibilidad de los pagos y su cuantía. Muchos estados europeos ya animan a sus trabajadores a que corran los gastos por su cuenta. En España, aún no se ha llegado a ese punto.
Despreocupación
Los planes de pensiones siguen sin tener el tirón suficiente entre ocupados con un horizonte de jubilación cercano. En Estados Unidos y en países de la Unión Europea, la contratación del retirement planning es tan habitual como el compromiso con una compañía de seguros. Su misión es prever los gastos de cara al futuro para proporcionar una renta que permita afrontar el periodo post-laboral. Es obvio que para poder percibir esta cantidad es preciso haber ahorrado antes pero, hasta el momento, más del 80% de los españoles no ha destinado ninguna aportación al respecto.
Los datos de una encuesta presentada por Deutsche Bank, indican que tan escasa planificación no se debe a un extremado optimismo, puesto que sólo un 8,8% de los trabajadores en vísperas de jubilarse considera que la situación de su bolsillo mejorará con la llegada de las vacaciones indefinidas. El desconocimiento planea sobre el futuro más allá de la nómina: el 45% de los activos no sabe cuánto dinero debe tener ahorrado para disfrutar de un retiro a su medida y los que dicen conocer esta suma, estiman unos 100.000 euros, una cantidad que a la larga generaría una renta muy baja: alrededor de 300 euros dentro de 15 años, según cálculos de esta entidad bancaria.
Si se considera que la edad de jubilación media en España se sitúa en torno a 60 años, y que en el horizonte de 2050 la OCDE contempla que de cada 100 trabajadores cerca de 75 serán jubilados, definitivamente no salen las cuentas.
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