Los trabajadores franceses fueron a la huelga el martes protestando por las reformas del sistema de pensiones y la semana laboral de 35 horas en el último de una serie de desafíos al presidente Nicolas Sarkozy.
Los potentes sindicatos CGT y CFDT convocaron manifestaciones masivas contra los planes del Gobierno de ampliar el número de años que los empleados deben trabajar para conseguir la pensión completa de 40 a 41 años y dar a las empresas más margen para superar la semana de 35 horas.
"Los empleados podrán hacer cualquier cosa que deseen unilateralmente. El Gobierno está abriendo el camino para una desregulación total", dijo François Chereque, jefe de CFDT, en una entrevista en la emisora de radio France Info.
El ministro de Bienestar, Xavier Bertrand, debe presentar una nueva ley al gabinete para reformar la semana de 35 horas, aprobada hace diez años cuando los socialistas estaban en el poder. Entonces fue denunciada por el centro-derecha de Sarkozy como un desastre económico.
Chereque predijo que las manifestaciones serían mayores que el último día de paros, el 22 de mayo, gracias a la participación de trabajadores del sector público y privado.
Los sindicatos dijeron que 700.000 personas se manifestaron entonces contra las reformas de las pensiones, mientras la policía estableció la cifra en 300.000.
El tráfico ferroviario sufrió interrupciones a primera hora del día en las redes regionales del sur mientras que los servicios de autobús y tranvía en ciudades grandes como Niza también se vio afectado, según información de cadenas de radio. Los trenes de larga distancia funcionaban con normalidad.
El metro de París operaba con normalidad pero había algunas interrupciones en la red regional RER y los trenes de cercanías. Las autoridades de tráfico informaron de 166 kilómetros de atascos en las cercanías de la capital ya que los usuarios evitaron la red de tren.
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