Vender el trabajo
Mercedes Rodríguez es consultora y, con ciertas reservas, admitió que los departamentos de Recursos Humanos se ven empujados a convencer a los candidatos a veces con promesas casi imposibles. "Necesitamos vendérselo", dijo. Y añadió que las dificultades a las que se enfrentan las compañías para contratar a perfiles jóvenes son claras, ya que la media de permanencia en la empresa, según los últimos estudios, es de dos años y medio.
El público al que se dirigió Mercedes en una sala de un hotel madrileño son técnicos y directores de RRHH, a los que citó, junto con Adecco Training, para explicarles las medidas que pueden y deber tomar para frenar la ola de absentismo laboral que invade España. Un país en el que en cuatro años se ha pasado de una tasa del 3 al 12 por ciento. "Para combatirlo, el papel del mando es fundamental. Si los responsables desempeñan el rol adecuado, pueden retener y estimular la permanencia de los empleados en la empresa", dijo.
En busca del mirlo blanco
¿Absentismo y escasez de talento son variables relacionadas? Aunque a simple vista suene raro, parece que sí. Porque si las empresas están seduciendo a los candidatos con promesas prácticamente imposibles, como en el Flautista de Hamelin ¿no estamos abocados a que aumente el absentismo cuando lleguen a su trabajo y comprueben lo poco que se parece a lo que tenían como expectativa? Mercedes Rodríguez asintió y en su gesto se percibió cierta resignación. Porque ésa es la primera fase del absentista profesional, la de comparar de inmediato entre el debería ser y el lo que es.
Por eso habla del papel fundamental que deben desempeñar los líderes en las empresas al empleado. "Hay que ser prácticos y pensar que si ya no hay tanto mirlo blanco como antes, pero al menos hay un mirlo gris al que se ha contratado, por lo menos que lo cuide. No vale con soltarlo ahí y a ver qué pasa", dice. Evitar el absentismo es la clave, porque la rotación es otra cosa. "Si tenemos un empleado que además de bajas injustificadas contagia el mal ambiente al resto de sus compañeros, mejor que se vaya", dijo.
Absentismo laboral
Minutos antes acababa de explicar los rasgos que definen al absentista reincidente, mejor dicho, a la absentista. Mujer, entre 26 y 35 años, que trabaja en una empresa de entre 1.000 y 1.500 empleados y cuyo nivel de estudios es medio. Una de las asistentes preguntó si este perfil tan definido no esconde un problema real de nuestra sociedad, porque ésa es la edad en la que muchas de ellas acaban de tener hijos, porque son ellas las que siguen cobrando menos que los hombres y las que, ante la dificultad de conciliar, acaban poniendo de excusa un problema propio para evitar que le achaquen absentismo por eso de ser madre.
Mercedes asintió y alguno de los asistentes murmuró algo, pero nadie propuso soluciones concretas. Sí hubo, sin embargo, cuatro recetas para evitar que las tasas sigan aumentando: hacer más interesante el trabajo, aumentar la participación y colaboración, la palmadita en la espalda y tratar a los empleados como personas con vida privada. ¿Pero no lo sabían?
Porque las cosas han cambiado, y mucho. "Hoy, contó también, es casi un milagro que lleguen… ¿20? de esos currículos, por no hablar de que muy pocos, como mucho cinco, se acerquen a lo que andas buscando. "Suspiras de alivio si se presentan a la entrevista. Es que más que hacer selección, hacemos captación", aclaró.
Vender el trabajo
Mercedes Rodríguez es consultora y, con ciertas reservas, admitió que los departamentos de Recursos Humanos se ven empujados a convencer a los candidatos a veces con promesas casi imposibles. "Necesitamos vendérselo", dijo. Y añadió que las dificultades a las que se enfrentan las compañías para contratar a perfiles jóvenes son claras, ya que la media de permanencia en la empresa, según los últimos estudios, es de dos años y medio.
El público al que se dirigió Mercedes en una sala de un hotel madrileño son técnicos y directores de RRHH, a los que citó, junto con Adecco Training, para explicarles las medidas que pueden y deber tomar para frenar la ola de absentismo laboral que invade España. Un país en el que en cuatro años se ha pasado de una tasa del 3 al 12 por ciento. "Para combatirlo, el papel del mando es fundamental. Si los responsables desempeñan el rol adecuado, pueden retener y estimular la permanencia de los empleados en la empresa", dijo.
En busca del mirlo blanco
¿Absentismo y escasez de talento son variables relacionadas? Aunque a simple vista suene raro, parece que sí. Porque si las empresas están seduciendo a los candidatos con promesas prácticamente imposibles, como en el Flautista de Hamelin ¿no estamos abocados a que aumente el absentismo cuando lleguen a su trabajo y comprueben lo poco que se parece a lo que tenían como expectativa? Mercedes Rodríguez asintió y en su gesto se percibió cierta resignación. Porque ésa es la primera fase del absentista profesional, la de comparar de inmediato entre el debería ser y el lo que es.
Por eso habla del papel fundamental que deben desempeñar los líderes en las empresas al empleado. "Hay que ser prácticos y pensar que si ya no hay tanto mirlo blanco como antes, pero al menos hay un mirlo gris al que se ha contratado, por lo menos que lo cuide. No vale con soltarlo ahí y a ver qué pasa", dice. Evitar el absentismo es la clave, porque la rotación es otra cosa. "Si tenemos un empleado que además de bajas injustificadas contagia el mal ambiente al resto de sus compañeros, mejor que se vaya", dijo.
Absentismo laboral
Minutos antes acababa de explicar los rasgos que definen al absentista reincidente, mejor dicho, a la absentista. Mujer, entre 26 y 35 años, que trabaja en una empresa de entre 1.000 y 1.500 empleados y cuyo nivel de estudios es medio. Una de las asistentes preguntó si este perfil tan definido no esconde un problema real de nuestra sociedad, porque ésa es la edad en la que muchas de ellas acaban de tener hijos, porque son ellas las que siguen cobrando menos que los hombres y las que, ante la dificultad de conciliar, acaban poniendo de excusa un problema propio para evitar que le achaquen absentismo por eso de ser madre.
Mercedes asintió y alguno de los asistentes murmuró algo, pero nadie propuso soluciones concretas. Sí hubo, sin embargo, cuatro recetas para evitar que las tasas sigan aumentando: hacer más interesante el trabajo, aumentar la participación y colaboración, la palmadita en la espalda y tratar a los empleados como personas con vida privada.
¿Pero no lo sabían?
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