Coincidiendo con la incorporación de Rumanía en la UE, en enero de 2007, la situación económica ha mejorado, los inversores extranjeros lo han incluido entre sus objetivos de inversión y se acerca al pleno empleo en algunas zonas concretas como Bucarest.
La embajadora ha explicado que muchos de los rumanos que llegaron hace unos años a España o Italia, los principales países de destino junto a Grecia, desconocen esta bonanza económica. Por ello, el Gobierno de este país está poniendo en marcha programas de apoyo e información a los trabajadores rumanos ‘con incentivos para regresar’.
‘Seguimos con mucho interés la evolución económica en España, porque pensamos que el colectivo rumano que está empleado en el sector de la construcción puede verse afectado’, ha dicho la diplomática, quien ha recordado que el presidente de este país, Traian Basescu, viajó el pasado mes de noviembre a España con la oferta de cooperar con las administraciones para organizar el regreso de la mano de obra que sobra en España y que falta en Rumanía.
De momento, ‘estamos al principio del movimiento de regreso, hay gente que está empezando a regresar, pero todavía no se puede hablar de un fenómeno’, ha expuesto.
La embajadora ha afirmado que ‘la crisis en la construcción con la desaceleración económica en España no afecta tanto al colectivo rumano como puede pasar con otras nacionalidades de inmigrantes, pero estamos muy atentos porque es importante prevenir y reorganizar una opción para la gente rumana que está en España’.
Ha recordado que su Gobierno ha tendido la mano a los empresarios españoles para que inviertan en áreas como la construcción, los automóviles o la alimentación.
En España viven 660.000 ciudadanos rumanos, la comunidad inmigrante más numerosa junto con los ecuatorianos y los marroquíes, y una vía de comunicación y de unión entre ellos es la iglesia ortodoxa rumana, a la que pertenece una gran mayoría, con más de 30 parroquias.
‘La iglesia ortodoxa rumana es un socio muy importante en el esfuerzo de informar a los ciudadanos y por eso trabajamos juntos para informar a la gente’, ha señalado.
Pero esta estrecha colaboración se extiende más allá, ya que la embajada ha apoyado a la iglesia ortodoxa en sus negociaciones con el Estado español para obtener el reconocimiento oficial del culto.
‘Está muy avanzado el diálogo con el Ministerio de Justicia y, en unos meses, quizá se concrete en un convenio’, ha anunciado la embajadora, quien ha explicado que hace unos meses se instaló en España un obispo de esta confesión mayoritaria, aunque los rumanos también se reúnen en torno a iglesias evangélicas, adventistas y pentecostales.
La embajadora ha opinado que los ciudadanos rumanos son vistos por los españoles como ‘gente seria, trabajadora y bien integrada’ y que algunos de los estereotipos menos amables contra este colectivo son herencia ‘de los problemas históricos que tuvimos hace décadas, de la imagen del periodo comunista’.
También ha reconocido que hay personas que siguen asociando rumano y delincuencia, a veces, a raíz de sucesos ocurridos con gitanos rumanos.
En este sentido ha expuesto que Rumanía ha planteado en Europa la necesidad de buscar ‘una solución a nivel internacional para favorecer la integración social de esta etnia, porque no es sólo la preocupación de un solo país, sino que se nota el efecto de esta desintegración social a nivel europeo’.
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