Esta tasa del 4,6% es la más alta que se registra desde julio de 1995, cuando alcanzó el 4,7%, y supone volver a las subidas tras el ‘respiro’ que supuso abril, mes en el que el IPC cayó tres décimas, hasta el 4,2%, después de haber encadenado siete aumentos consecutivos.
Así, en mayo y por séptimo mes consecutivo, la inflación se mantuvo por encima del 4%, lejos del objetivo para el conjunto del año (2%), debido, en gran parte, al aumento de los precios de los carburantes y lubricantes, que han tenido especial incidencia en los precios del transporte.
La inflación subyacente (que no incluye los precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados) se situó en el 3,3% en mayo, dos décimas más que en abril. Por su parte, el Indicador de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) alcanzó en mayo el 4,7% interanual, cinco décimas más que en abril.
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