Las Mutuas de Trabajo, encargadas de pagar la prestación de estas bajas, aseguran que son muy frecuentes los "milagros" que se dan en muchos enfermos, que "mágicamente" se recuperan de sus dolencias incluso de un día para otro, después de recibir la citación para revisar su estado de salud. El problema muchas veces es que este requerimiento llega después de veinte días.
Los fraudes más investigados por empresas privadas son los que se basan en bajas de más de un mes de duración, en lugar de esperar a que la Seguridad Social realice las inspecciones de las bajas laborales (a partir del año), con la clara intención de comprobar que sus empleados se encuentran realmente enfermos y que esa incapacidad laboral no es una excusa o un pretexto para ausentarse de su puesto durante una temporada.
Saltan las alarmas y la mutua solicita los servicios de los detectives, que recogen la documentación necesaria para comenzar su investigación: dirección del supuesto estafador, fecha en la que se le concedió la incapacidad temporal (IT) y motivo de la baja. La maquinaria comienza a trabajar. Desde primera hora de la mañana un equipo permanece junto al domicilio del supuesto enfermo (en Villablanca), de baja por una dolencia en la espalda que le impide desarrollar su trabajo (la vibración de la maquinaria que debía utilizar afectaba de forma negativa a su recuperación). Curiosamente la ‘persecución’ se inició durante un fin de semana, cuando "se presupone que es más difícil detectar una competencia desleal" (una de los principales motivos del fraude), explica Teresa Torrejón, de ‘Detectives Tartessos’, pero los investigadores no necesitaron más que unas horas para comprobar que el ‘enfermo’ había decidido disfrutar de un fin de semana al aire libre practicando el motocross (a pesar de que las vibraciones y los movimientos no parecían ser lo más adecuado para su recuperación). No suelen ser necesarios más de cuatro días para recopilar las pruebas documentales (los detectives se basan en grabaciones de vídeo y fotografías) que posteriormente se remiten a la mutua o a la empresa que ha solicitado los servicios para que sean ellas las encargadas de mostrárselas al ‘enfermo’ . Lo normal es que no sea necesaria ninguna actuación más porque "ante la evidencia, el acusado reconoce su engaño y admite un despido procedente", se asegura desde una de las empresas de investigación. De hecho, las que operan en Huelva sostienen que sólo el 3% de los casos investigados terminan en un proceso judicial después de que el trabajador no admita los hechos o se empeñe en asegurar que quien aparece en las imágenes no es él.
Las enfermedades más difíciles de comprobar y de evaluar son junto a las que acarrean dolencias musculares, las psíquicas (acaparan la mitad de los casos por IT). "Es muy difícil valorar el dolor o el estado de ánimo de una persona", explica Torrejón, que hace unos meses fue testigo de una "verdadera transformación" en el estado anímico de un investigado. Acudió a la mutua a una revisión, con una imagen "lamentable". Al salir tomó un autobús y después de unas cuantas paradas se bajó para coger un vehículo (tuneado) con el que llegó a su domicilio particular. Tras permanecer allí durante un tiempo, volvió a salir "perfectamente vestido y aseado" para acudir a trabajar en una discoteca ubicada en una localidad de la Costa onubense. Es el fraude más habitual: disfrutar de una incapacidad temporal para sacarse de forma ilegal un sobresueldo.
Detectives Tartessos, que opera desde hace años en nuestra provincia realiza una media de 400 actuaciones al año aunque se calcula que los casos investigados superan el medio millar, de los que en el 80% se obtienen pruebas evidentes para dar la razón a los empresarios.
Para conseguir estos resultados, son numerosas las peripecias por las que ha de pasar un detective. "No había forma de dar con el trabajador que había cambiado de dirección y para no levantar sospechas, porque cuando se trata de un pueblo todo el mundo se conoce, tuve que hacerme pasar por rusa", comenta una detective. "Yo decía que no entendía ni palabra de español y al final, les di pena y localicé al trabajador".
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