Los equipos de rescate hallaron ayer el cuerpo sin vida del último de los once mineros que fallecieron el pasado 23 de mayo tras una explosión de grisú en una mina de carbón en la cuenca hullera de Donetsk, informaron fuentes oficiales.
En el momento del suceso, cerca del lugar de la explosión se encontraban 14 trabajadores, de los cuales tres consiguieron salir de la mina por su propio pie, recordó Marina Nikitina, portavoz del Comité Estatal de Seguridad Laboral en la Industria de Ucrania.
Cuatro de los fallecidos fueron encontrados pocas horas después del accidente, mientras que otros siete quedaron sepultados bajo los escombros, según las agencias ucranianas.
El primer cuerpo sin vida de los mineros desaparecidos fue encontrado tan sólo cinco días después de intensas labores de rescate, otros tres fueron hallados el pasado día 30 y el resto en las últimas 24 horas.
La explosión tuvo lugar de madrugada en la localidad de Rodenskoe, a unos 845 metros de profundidad en la mina Krasnolimánskaya, considerada una de las más peligrosas de la zona y donde hace un año murieron tres trabajadores en un accidente similar.
La actividad de la mina, en la que se encontraban 396 trabajadores en el momento del accidente, ya ha quedado totalmente restablecida a excepción de la zona afectada por el último accidente.
Las minas ucranianas, en especial las explotaciones de la cuenca hullera de Donetsk, figuran entre las más peligrosas del mundo, pues cada año en sus pozos se producen decenas de accidentes que causan centenares de muertos.
A finales del año pasado, 105 trabajadores perdieron la vida y decenas resultaron heridos en tres accidentes registrados en tan sólo dos semanas en la mina de carbón Zasiadko, en la región de Donetsk.
Un tercio de las 165 minas que sobrevivieron a la reestructuración postsoviética llevan en funcionamiento más de 100 años y no han sido modernizadas desde hace décadas.
Cada millón de toneladas de carbón extraído en Ucrania se cobra la vida de dos mineros.
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