Los inmigrantes extracomunitarios residentes en Euskadi reciben de media un gasto social similar a la población autóctona, pero aportan a las arcas públicas un 23,5% más por su mayor tasa de actividad, según se desprende del informe realizado por el Gobierno Vasco y la organización Bakeaz.
El documento "El impacto económico de la inmigración extracomunitaria en la CAPV", presentado hoy en Bilbao, cifra en un 2.901 euros de media la ayuda social recibida por cada foráneo en el 2006, una cifra similar a los 2.828 euros percibidos por los nativos. Por contra, el estudio indica que cada inmigrante aporta anualmente a las Haciendas Forales 1.097 euros más de media que los nacidos en el País Vasco, provenientes de las aportaciones fiscales provenientes de las rentas de trabajo.
Como ha explicado uno de los autores, el profesor de la UPV Joaquín Arriola, ello se debe a la tasa de actividad laboral es mucho mayor en los inmigrantes, al haber entre ellos menos niños y ancianos, y por lo tanto, mayor porcentaje de trabajadores contribuyentes.
Según los datos aportados, el gasto público social en 2006 atribuido a los inmigrantes fue de 233,9 millones de euros, lo que representa un 4,1% del gasto de las administraciones vascas en ese sector, no muy lejos del peso demográfico de los extracomunitarios en Euskadi, un 4,01%, una tasa inferior, como señala el informe, a la del resto de comunidades autónomas, justificado por el menor peso de la agricultura y la construcción en la economía vasca.
Ello demuestra, ha afirmado Arriola, que el "efecto llamada" no lo crean las zonas con mejores redes de servicios sociales, sino las oportunidades de trabajo, por lo que los inmigrantes acuden donde hay demanda de mano de obra, generalmente poco cualificada.
Con estos datos, han asegurado sus autores, se pretende "desmitificar" la percepción social de que los inmigrantes en Euskadi reciben más de lo que dan, contribuyen de manera negativa al crecimiento económico y son los responsables del deterioro de los servicios sociales como la sanidad o la educación.
"La realidad es que en un País Vasco sin población inmigrante serían muchas las personas dependientes no atendida, muchos de los trabajos duros, penosos y peligrosos sin cubrir y muchos hogares desatendidos", ha asegurado el profesor Arriola, para quien "no podríamos hablar de una Seguridad Social sana y saneada" sin población extranjera.
Esta importación de mano de obra extracomunitaria, señala el informe, ha permitido superar los "cuellos de botella" que se estaban produciendo en algunos sectores como la construcción, la agricultura y el empleo doméstico, cuya expansión estaba siendo frenada por la carencia de trabajadores adaptados a estas actividades.
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