Hace sólo un par de años, los empresarios agrícolas tenían serias dificultades para encontrar mano de obra con la que sacar adelante las diferentes campañas, incluso entre el colectivo de inmigrantes. Este año ya no ha sido así, y a juzgar por las llamadas y currículos que reciben a diario, con un notable incremento desde que comenzó este año, hay ya quien no descarta que para la próxima campaña de la recogida de la aceituna haya incluso una bolsa de trabajadores para elegir.
‘Hace dos temporadas teníamos serias dificultades para encontrar mano de obra, y teníamos que llamar a una asociación tras otra. Este año ya no ha habido problemas y, aunque nunca se sabe qué puede suceder, todo apunta a que para la próxima campaña haya exceso de demanda laboral’, afirma Diego Gutiérrez, responsable del departamento de Relaciones Laborales de la Confederación de Agricultores y Ganaderos (Coag).
En el análisis coincide Carlos Blanco, responsable de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), que hace notar que la demanda de empleo en el sector también crece por parte de lo trabajadores nacionales: ‘Durante el auge de la construcción, nadie quería el campo. Lo malo ahora es que vienen acostumbrados a los sueldos del sector, y aquí no es lo mismo’.
El motivo de que los inmigrantes vuelvan a mirar al campo hay que volverlo a buscar en el comportamiento de la construcción, un sector que durante años fue una importante cantera para trabajadores sin excesiva cualificación, extranjeros o no, que preferían los ingresos mas elevados que generaba la obra a través de diferentes complementos y de la posibilidad de realizar trabajos por cuenta propia.
De hecho, según Inmaculada García, técnica laboral de Asaja, casi la totalidad de los inmigrantes que en estos momentos acuden a la asociación en busca de empleo provienen de la construcción, y el 80 por ciento son de nacionalidad marroquí o rumana, dos de las nacionalidades más castigadas por el paro.
‘El trasvase de mano de obra entre estos dos sectores es algo normal, porque ambos absorben un elevado número de trabajadores sin demasiada cualificación, que son los primeros en sufrir la crisis, y entre ellos hay muchos inmigrantes’, apunta Soledad Garbero, secretaria de Empleo de Comisiones Obreras en Málaga.
Los datos facilitados por el sindicato y que provienen de las estadísticas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), no dejan lugar a dudas. En un año, hay cerca de 3.700 extranjeros más en el paro, de los que el 89 por ciento proceden de países no comunitarios. Desde marzo de 2007 a marzo de este año, el paro entre los inmigrantes ha crecido un 43 por ciento y en este mismo periodo más de 1.200 extranjeros no comunitarios que trabajaban en la construcción han perdido el empleo.
Es en estos momentos en los que el paro sube, cuando la cualificación puede convertirse en la clave para conseguir un empleo con mayor facilidad. Así lo afirma Montse Jiménez, técnico sociolaboral de Málaga Acoge: ‘Cuando hay un exceso de demanda, la tendencia es que encuentren trabajo antes las personas con más cualificación. Se produce así tanto entre los trabajadores nacionales como extranjeros. Por eso, nosotros incidimos en la necesidad de profundicen en su preparación’. Jiménez aseguran no obstante que, al menos en Málaga Acoge, no se ha experimentado un mayor número de peticiones para trabajar en el campo, ‘La frase de ‘trabajar en lo que sea’ es una tónica aquí, aunque ahora nos empieza a llegar gente que tienen la cualificación de oficiales de primera, algo que antes no ocurría’. Sí considera no obstante que cuando un empresario puede elegir, un hecho tan simple como que el trabajador extranjero conozca el idioma del país de acogida, se puede convertir en la clave para su elección.
También el campo puede ahora empezar a seleccionar: ‘A mí me acaban de llegar tres currículos de trabajadores nigerianos. Me han llamado y dicen que les urge trabajar porque deben renovar su permiso, pero yo no puedo mandar a cualquier persona a un empresario’, comenta Inmaculada García, de Asaja.
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