Los sindicatos CC.OO. y UGT de Catalunya presentaron ayer una ofensiva común para defender unos "salarios dignos tras años de beneficios empresariales", y apostaron porque la negociación colectiva no se vea afectada por el clima psicológico derivado de la situación de desaceleración económica.
El secretario general de UGT de Catalunya, Josep Maria Álvarez, calculó que entre el 30 y el 40% de los asalariados catalanes percibe menos de 1.000 euros mensuales, una situación "insostenible, porque no refleja un reparto justo de la riqueza generada en el país en los últimos años".
El secretario general de CC.OO. de Catalunya, Joan Coscubiela, advirtió de que ambos sindicatos considerarán "condición indispensable" las cláusulas de revisión salarial en todos los convenios, porque aseguró que "en época de crisis, lo peor que puede hacerse es ahogar el consumo".
Según datos de la encuesta de estructura salarial de la EPA del primer trimestre de 2008, en Catalunya, 1.219.000 trabajadores cobran por debajo de los 1.000 euros al mes, lo que representa un 34% del total de la población ocupada en la comunidad, que asciende a 3.539.500 personas.
Ambos sindicatos consideraron "responsable" de esta situación de precariedad a la Administración, a la que Coscubiela tildó de "fábrica de precariedad" porque apuntó a que la externalización de servicios que lleva a cabo contribuye "en gran medida" a crear estos puestos de trabajo de bajos sueldos.
"No pueden decir que ven bien nuestras reivindicaciones y no aplicarse el cuento en casa, puesto que de sus decisiones dependen gran parte de estos sueldos de miseria", criticó el responsable de CC.OO. de Catalunya.
Para paliar esta situación de "precariedad salarial", la campaña iniciada por ambos sindicatos también se centrará en conseguir que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) alcance los 1.000 euros en 2012, una reivindicación que Álvarez previó "compleja", pero que confió en conseguir los próximos años.
"PURGA" EN LA CONSTRUCCIÓN
Los secretarios generales de ambos sindicatos en Catalunya coincidieron en que, si bien la construcción está en un momento complicado, no hay razón para que los salarios bajen porque esto no es una medida que garantice los puestos de trabajo en el sector.
"El sector inmobiliario se está purgando, y es necesario que la purga continúe después de la bacanal de beneficios" que, según Coscubiela, experimentaron muchos empresarios a través de la "especulación".
Para Álvarez, el origen del problema de la construcción "no está en los salarios, sino en la ola especulativa" que, no sólo ha dado beneficios los últimos años. Además, recordó que la construcción seguirá aportando "grandes ganancias" a las empresas que sobrevivan, por lo que rechazó una contención salarial poniendo como excusa la "recesión" del sector.
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