El propietario de Tigernuts, Ramón Carrión, la mayor importadora de chufas de España, trasladó hace unos años parte de su negocio a Niger, Burkina y Mali, tras comprobar que en estos países africanos ‘había tradición de cultivo porque se dan las condiciones adecuadas’, según explicó.
‘El sistema de producción es diferente al de España, aquí nada está mecanizado, todo se hace de forma manual’, asegura el empresario, quien explica que la mayoría de las empleadas son mujeres, ‘que tras arreglar su casa y a sus hijos’ van a la nave a seleccionar una a una las chufas.
Obtienen una media de un euro y medio por saco, lo que suelen llenar cada día, ‘lo que equivale al sueldo de un funcionario en Niger’, aclara el empresario.
En el proceso de selección trabajan unas 500 personas, mientras que en los campos de cultivo intervienen otras 3.500.
A los encargados de las plantaciones se les garantiza que les van a adquirir el producto por ello se embarcan en esta iniciativa, relata una mujer propietaria de un terreno, que decidió tras quedarse viuda, dedicarlo al cultivo de este producto, que se destina en España, sobre todo, a la elaboración de cosméticos y de harina para repostería.
La anécdota en el inicio de esta segunda jornada de visita a Níger se produjo cuando la vicepresidenta, concluido el recorrido por esta fábrica y a instancias del empresario español, accedió a fotografiarse con el encargado nigerino, junto a sus tres esposas y parte de sus 18 hijos.
Fuentes de la delegación qeu acompaña a De la Vega explicaron después a los periodistas que la vicepresidenta desconocía que las tres mujeres del grupo fueran sus esposas y que había accedido por cortesía a hacerse esta foto.
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