El siguiente interrogante surge rápido: ¿cuántos? Y ahí contesta la administración: son más del doble los que se van que los que vienen. Incluso hay cifras concretas. Durante el año 2007, salieron de Cáceres para trabajar en otra provincia española 35.067 personas. El viaje contrario lo hicieron 13.692, es decir, bastante menos de la mitad.
El dato procede del Observatorio Ocupacional del INEM (Instituto Nacional de Empleo), que ha estudiado el mercado laboral español y ofrece conclusiones que ayudan a comprender la realidad social de los distintos territorios del Estado. Para los intereses cacereños, la principal conclusión que permite extraer este informe es que sigue siendo una provincia mucho más emisora que receptora. Esos términos distinguen a los dos grandes grupos a la hora de hablar sobre lo que los expertos en el asunto denominan ‘movilidad laboral’. Las comunidades emisoras son aquellas que nutren de trabajadores al resto, mientras que las receptoras son las que ‘importan’ más empleados de los que ‘exportan’. Entre las primeras, las que atraen gente, destacan Madrid, Barcelona, Sevilla, Murcia y Valencia. Y en el otro lado de la balanza aparecen Cuenca, Lérida, Teruel y Toledo.
Esos 35.067 que salieron y los 13.692 que entraron le dan a Cáceres en términos absolutos un saldo negativo de 21.375 personas. Y esa es una cifra muy alta. Tan alta que sólo hay una provincia en toda España que la supere: Cádiz. Eso sí, lo hace ampliamente. Allí, el saldo negativo al final de los doce meses del ejercicio pasado rebasó las 52.000 personas.
En análisis del Observatorio Ocupacional del INEM incluye dos conceptos importantes: la tasa de entrada y la de salida. La primera refleja la importancia que tiene para el mercado laboral de un lugar la entrada de mano de obra foránea. La otra, la de la salida, es el mejor indicador para conocer la proporción de trabajadores domiciliados en una provincia que han sido contratados para trabajar en otra distinta. Y en este punto, el de las tasas de entrada y salida, Cáceres no tiene una posición tan marginal como al considerar los totales. La provincia presenta unos índices que la acercan más a la media, la emparentan con otras zonas y no la sitúan tan al margen como lo hace ese saldo negativo de 21.000 personas que sólo supera Cádiz.
La tasa de entrada de Cáceres es del 9,6 por ciento (similar a la de Pontevedra, Valencia, Barcelona, Vizcaya, León, Huelva o Córdoba), y la de salida, del 21,4 (parecida a la de Lugo, Zamora, Palencia o Ciudad Real). Al enfrentar una y otra surge un tercer índice: el de movilidad, que ayuda a definir si un mercado laboral es o no proclive a ‘importar’ y ‘exportar’ material humano. En este capítulo, Cáceres no desentona. Hay varias provincias con una tasa de movilidad más baja, pero también unas cuantas que la tienen más alta. Estos valores la sitúan en un nivel similar al de Castellón, Valladolid, Soria, Burgos y Almería. Pero hay otras cuestiones que comparten varias provincias españolas, entre ellas Cáceres. La primordial es que Madrid aparece como el destino principal de quienes salen. Junto a la capital, el otro lugar al que acuden es Badajoz, por el lógico criterio de la cercanía geográfica, que se repite en muchas otras comunidades autónomas.
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