El frágil equilibrio entre el catalán y el castellano que se da desde hace años en Catalunya lleva camino de romperse por la llegada de inmigrantes extranjeros. Y es que no sólo un 45% de ese millón de inmigrantes llegados en los últimos diez años procede de países donde se habla el castellano, sino que entre los africanos y asiáticos sus niveles de conocimiento del catalán son muy inferiores a los del castellano. En consecuencia, la presencia social de la lengua catalana tiende a reducirse.
Estas conclusiones proceden del estudio Les condicions de vida de la població immigrada a Catalunya,elaborado por la Fundació Jaume Bofill y el Institut d´Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona a partir de una encuesta sobre condiciones de vida y hábitos en 10.600 hogares de Catalunya (con respuestas de un millar de inmigrantes).
Lo más relevante del capítulo sobre la realidad sociolingüística, elaborado por Elena Sintes, es que un 75,7% de los inmigrantes asegura ser capaz de hablar y escribir en castellano, mientras que sólo un 12,7% lo pueden hacer en catalán. Es más, sólo un 1,7% asegura no entender el castellano, mientras que hasta un 19,8% dice no entender el catalán. El estudio determina que las tasas de no comprensión son superiores entre las personas mayores, jubilados y amas de casa – con estudios más bajos-, los llegados en los últimos cinco años y los magrebíes (un 32,8% afirma no entenderlo) y los asiáticos. Por otro lado, el mayor tiempo de residencia incide más en el conocimiento del castellano. Eso supone que, para los inmigrantes, "el catalán es una opción secundaria en el proceso de integración". Sin embargo, otros estudios sociolingüísticos señalan que los inmigrantes perciben el catalán como "una lengua necesaria para la progresión en el ámbito laboral".
La encuesta también determina que la mayoría de la población extranjera habla a sus hijos en su lengua de origen. Los latinoamericanos mantienen más el castellano (un 93% se dirige en esa lengua a sus hijos). Entre los árabes hay un 11,5% que conversa con sus hijos no en árabe, sino en castellano, y entre los que tienen el inglés o el francés como lengua propia es un 17,9%.
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