La alta tasa de temporalidad española, situada en el entorno del 30%, podría provocar un ‘súbito y rápido’ aumento del desempleo si la economía entra en recesión, según un estudio elaborado por Barbara Petrongolo y Christopher Pissarides, firme candidato al Premio Nobel de Economía, presentado hoy en rueda de prensa por el propio Pissarides en la Fundación Ramón Areces.
El profesor de la London School of Economics explicó que, en una situación así, se necesitaría una política económica que acompañara a los parados, es decir, que fuera generosa, al menos durante un corto periodo de tiempo, en sus prestaciones por desempleo.
Según Pissarides, la temporalidad es un arma de doble filo. Por un lado, si su presencia en el mercado laboral es cuantiosa, como en el caso español, provoca una segmentación del empleo, dividiendo a los trabajadores en dos grupos: los que tienen contratos indefinidos y, por tanto, una baja probabilidad de ser despedidos, y los que tienen contratos temporales, con costes del despido tan bajos o nulos que corren un ‘alto riesgo’ de caer en el desempleo.
Así, en una recesión económica, las empresas dejan de renovar los contratos de los empleados temporales, causando un rápido aumento del paro, al tiempo que no contratan nuevo personal para sus plantillas, elevando a su vez la duración del desempleo.
Pero la temporalidad también puede ser una oportunidad, señaló Pissarides. En su opinión, los contratos temporales no son necesariamente malos. De hecho, considera que en España han sido útiles y pueden seguir siéndolo ante una recesión económica, pues los temores de una empresa a contratar se reducen si saben que pueden hacerlo de manera temporal. El lado negativo es la segmentación que provocan del mercado laboral y la alta rotación que sufren estos trabajadores entre el empleo y el desempleo.
En otros países, recordó Pissarides, la introducción de la temporalidad no ha sido tan exitosa como en España. Es el caso de Francia, Italia y Grecia.
El estudio revela que tanto las tasas de destrucción de empleo como de creación del mismo son importantes para explicar la dinámica del paro en España. Basándose en datos de finales de 2004, cuando la tasa de desempleo española se encontraba en el 10% (ahora está en el 9,6%), el 40% del incremento del paro se debía a la destrucción de puestos de trabajo y el 60% a la menor creación de empleo.
GENEROSIDAD EN LA PROTECCIÓN, PERO CON LÍMITES
Según Pissarides, la desaceleración del sector de la construcción podría hacer que estos porcentajes se intercambiaran, de forma que la destrucción de empleo contribuiría en un 60% al repunte del paro y la menor creación de puestos de trabajo lo haría en un 40%.
No obstante, precisó que estos cálculos podrían variar en función del comportamiento de los inmigrantes pues una parte de ellos podría decidir volver a su país si pierde su empleo en la construcción, al ser este un sector que concentra a muchos de los extranjeros que vienen a trabajar a España.
Para que se pueda reducir el paro, el profesor Pissarides destacó la necesidad de combinar la generosidad de las prestaciones, en un periodo de tiempo no muy amplio, con fuertes incentivos al empleo. A su juicio, el sistema de protección español, con una prestación inicial equivalente al 70% del último salario, no es excesivamente generoso si se compara con otros países, aunque, a su juicio, es adecuado.
Sin embargo, este experto no cree correcto que, pasados seis meses, la cuantía de la prestación baje hasta el 60% sin que se haga nada más, es decir, sin que se introduzcan incentivos que ayuden a salir del desempleo. Así, consideró que, a fin de encontrar un puesto de trabajo, sería más efectivo que los parados fueran entrevistados regularmente por los responsables de las oficinas de empleo o incluso que se dieran subsidios a las empresas para que contrataran a aquellos trabajadores que lleven en el paro más de seis meses.
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