Los futbolistas extranjeros procedentes de países no incluidos en la Unión Europea (UE) tendrá que tener un buen nivel del idioma inglés si quieren jugar en la Premier League, según el nuevo sistema de inmigración decretado en el Reino Unido.
La medida podría afectar a jugadores de la talla de Ronaldinho o Lionel Messi, ambos actualmente en el Barcelona, en caso de que un día decidiesen fichar por un club de la división de honor del fútbol inglés, que buscan atraer a los mejores futbolistas del mundo.
El nuevo sistema también podría repercutir, por ejemplo, en el futuro profesional del entrenador brasileño Luiz Felipe Scolari, técnico de la selección nacional de Portugal, en quien parece estar interesado el Manchester City, según la prensa británica.
El nuevo sistema de control de la inmigración por puntos presentado esta semana por el Gobierno británico, que entrará en vigor el próximo octubre, limitará la entrada de trabajadores cualificados de fuera de la UE y vetará a los que no lo son.
Los inmigrantes necesitarán una oferta de trabajo antes de solicitar su visado, a menos que el empleo en cuestión se incluya en una lista específica de los sectores con más escasez de personal.
Para poder optar a ser elegido, el trabajador tendrá que acumular un número de puntos, que se logran demostrando que habla inglés, que hará un trabajo cualificado y que ganará más de 24.000 libras (unos 30.000 euros), o que tiene un buen título profesional.
Así pues, las nuevas reglas -que pretenden reducir la llegada de inmigrantes en 20.000 personas al año- afectan a los futbolistas y entrenadores que no son de la UE y quieren fichar por equipos de la Premier League.
Según la prensa británica, esa normativa, de haber estado vigente en los últimos años, podría haber dificultado la contratación de jugadores como el argentino Carlos Tévez (Manchester United) y el brasileño Denilson (Arsenal), quienes han tenido notables problemas para aprender el idioma.
De acuerdo con el Ministerio del Interior del Reino Unido, los trabajadores extranjeros -y por ende, futbolistas y entrenadores- tendrán que probar "una habilidad para entender y usar expresiones cotidianas y frases muy básicas (…)".
"Me temo que (los jugadores de fútbol) deberán hablar inglés", sentenció el secretario de Estado de Inmigración, Liam Byrne, quien subrayó que "los futbolistas ganan suficiente dinero para pagarse clases profesionales".
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