Un total de 73.608 gallegos hicieron las maletas el año pasado y se fueron a trabajar a otra comunidad autónoma, el 47 por ciento de estos ciudadanos tenía menos de treinta años, según revela el último informe del Observatorio Ocupacional del Servicio Público de Empleo Estatal sobre la movilidad de los trabajadores en España.
La fuga de 73.608 gallegos en 2007 supone que de cada cien contratos formalizados, ocho implican un cambio de domicilio fuera de Galicia. El porcentaje puede parecer bajo, pero la marcha de tantos trabajadores es igual a despoblar Ferrol, una de las siete ciudades de Galicia, con un censo de algo más de 76.000 vecinos, o dejar casi vacía Pontevedra, con 80.000 ciudadanos.
En todo caso, una buena noticia, la cifra de los gallegos que encontraron un puesto de trabajo, pero fuera de casa bajó con respecto a 2006 un 1,6 por ciento. No obstante, Galicia sigue siendo una comunidad que abastece a otras de mano de obra, pero no la que más, pues la tasa de salida en La Rioja es del 23,2 por ciento.
Año tras año, Galicia registra un saldo negativo. Son más los que se van a trabajar a otra comunidad que los que recalan en Galicia en busca de un empleo. De hecho, el peso de los trabajadores foráneos aquí no llega al cinco por ciento. El año pasado emigraron 73.608 gallegos y entraron en la autonomía 34.089 personas procedentes de otras comunidades con un contrato de trabajo. La diferencia es negativa y asciende a 39.519 personas.
¿Y quién se va? Sobre todo albañiles y mamposteros, pero también camareros, peones de industrias manufactureras, personal de limpieza en oficinas y hoteles y dependientes de comercio. El perfil del trabajador dispuesto a labrarse un futuro fuera de Galicia es un hombre de treinta años con estudios secundarios que ocupa puestos poco cualificados en la construcción o en la agricultura. ¿Y a dónde van? A Madrid y a las provincias de la costa mediterránea.
Al analizar la movilidad laboral por provincias, vuelve a surgir la Galicia dual, la brecha entre la Galicia de la costa y la del interior. Lugo y Ourense están entre las 16 provincias españolas con una tasa de salida superior al 20 por ciento. En Ourense, de cada cien contratos hechos el pasado año, 22 se formalizaban fuera de esta provincia, bien en otra gallega o en otra española.
En Lugo, el porcentaje fue del 21,7 por ciento, mientras que en A Coruña la tasa se rebajó al 14,6 y en Pontevedra, al 14,5 por ciento de nuevos contratados que marcharon de su provincia para trabajar en otro punto de la geografía gallega o española.
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