Qué relación puede tener el típico descanso para tomar café en la empresa con la actual crisis? A primera vista, puede parecer que ninguno, pero la realidad es otra si se efectúa un análisis en profundidad. Y es que la virulencia de la infección financiera, que azota tanto a consumidores como a empresas, está llevando a los gestores a tomar medidas desesperadas en el capítulo de gasto
En un primer momento, hace sólo unos meses, las desinversiones parecían tirar del carro. A continuación, ante el agravamiento de la situación, los despidos comenzaron a hacerse masivos. Pero, una vez realizados, ya sólo parecen quedar sorprendentes actuaciones de control de costes, que resultan tremendamente llamativas.
Disciplina en el gasto
Así, Goldman Sachs, uno de los mayores bancos de inversión del mundo, ha remitido una circular a sus trabajadores europeos -denominada cambios en la política de cenas y taxis- en la que se insta a los mismos a gastar con la mayor disciplina y sólo cuando sea estrictamente necesario hacerlo. O lo que es lo mismo, siempre que sea para lograr un cliente.
Para los trabajadores y los mandos intermedios de la entidad se acabaron las bebidas que gratuitamente les proporcionaba ésta, el pago de cenas cuando se queden trabajando -a no ser que se rebasen las 22:00 horas- o los taxis para regresar a casa. Según el periódico The Times, un portavoz del grupo estadounidense asegura en este sentido que "cuando vienen mal dadas, cualquier compañía prudente toma medidas agresivas en el apartado de los costes".
Pero no es el único caso, puesto que pueden encontrarse estas soluciones de urgencia desde Canary Wharf hasta Wall Street, pasando por las áreas financieras de Berlín o Fráncfort.
Hasta las máquinas de bebidas
Marsh, el mayor grupo asegurador del mundo, tampoco se ha quedado atrás en la adopción de estas políticas. Es más, ha llegado a retirar hasta la financiación a las máquinas de vending -en las que se despachan productos como refrescos o sándwiches-, a las comidas de departamento o a las plazas de garaje subvencionadas.
"Cada empleado debe gastar como si fuera el dueño", explica Joe McSweeny, presidente de la compañía para EEUU y Canadá. Es decir, al igual que si desembolsara el dinero de su propio bolsillo. Sólo con la retirada de las máquinas de bebidas en el conjunto de sus oficinas, Marsh calcula que puede ahorrarse hasta 1,2 millones de dólares.
Asimismo, la aseguradora se niega ahora a correr con el coste de los periódicos para los trabajadores, los transportes en taxi e, incluso, niega la sustitución de un trabajador por otro temporal si la falta no excede las dos semanas.
Deutsche Bank va más allá
El impacto que han producido las hipotecas subprime -que implican un elevado riesgo, pero también alta rentabilidad en caso de pago- sobre el negocio de Deutsche Bank ha llevado a la primera entidad financiera alemana a meter la tijera tanto en las dietas como en los gastos más prescindibles de las cerca de 73.000 personas que conforman su plantilla.
De esta forma, ha establecido que los desplazamientos en tren se realizarán en segunda clase en Reino Unido y que sólo serán de primera en EEUU cuando el trayecto dure más de dos horas. Además, la utilización de taxis sólo será aceptada fuera del horario en los lapsos de tiempo en que el transporte público esté desactivado o, si acaso, contando con la aprobación específica de un responsable autorizado. Del mismo modo, las comidas con clientes necesitan este permiso si se prevé que el coste del almuerzo va a rebasar los 65 euros.
Dejando a un lado estas medidas, Deutsche Bank se lleva la palma en la contención de gastos. Ha aprobado que los empleados que se vean obligados a coger vuelos de madrugada y aterrizar al amanecer usen los baños del aeropuerto para afeitarse y arreglarse, en vez de utilizar la habitación de un hotel para tales menesteres.
Con todo, esta tendencia viene a demostrar que el instinto de supervivencia también existe en las grandes corporaciones, que, racional o exageradamente, lo único que están haciendo es adaptarse a las circunstancias del mercado. El tiempo, como en la mayoría de los casos, dirá si se han excedido.
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