Sin embargo, el rápido empeoramiento del clima económico ha dejado estas previsiones muy desfasadas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó recientemente su previsión de crecimiento para la UE hasta el 1,8% en 2008 y el 1,7% en 2009; y para la eurozona hasta el 1,4% y 1,2%, respectivamente. Los principales dirigentes comunitarios consideraron estos pronósticos excesivamente pesimistas. Para España, el Fondo contempla un crecimiento del 1,8% este año y del 1,7% en 2009.
El propio ministro de Economía, Pedro Solbes, recortó el pasado viernes en ocho décimas su propia previsión de crecimiento para España este año hasta situarla en el 2,3%, en lugar del 3,1% que estimaba en diciembre de 2007. En 2009, la economía progresará también un 2,3%, según el Gobierno.
El comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, ha admitido en las últimas semanas que los riesgos a la baja para el crecimiento de la eurozona han aumentado y que la economía de la UE ya está sufriendo el impacto negativo de las turbulencias financieras.
No obstante, tanto Almunia como el primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, insisten en que la UE no se encuentra en un escenario de recesión, sino únicamente de ralentización, y subrayan que el crecimiento se mantendrá gracias a la demanda interna y al aumento del empleo.
El Ejecutivo comunitario revisará además al alza las previsiones de inflación para este año después de las malas cifras registradas durante el primer trimestre como consecuencia del incremento de los precios del petróleo y de los alimentos. Ello aleja cualquier posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) baje los tipos de interés durante los próximos meses para hacer frente a la desaceleración. En marzo, la inflación en la eurozona alcanzó el 3,6%, una cifra récord, mientras que en España se situó en el 4,6%.
En sus previsiones de febrero, Bruselas pronosticaba una inflación para el conjunto del año del 2,6% para la zona euro, el 2,9% para el conjunto de la UE, y 3,7% para España. Estas cifras han quedado completamente superadas.
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