Tres meses después del escándalo por el fraude cometido por uno de sus corredores, que puso al banco francés Société Générale al borde de la quiebra, su presidente, Daniel Bouton, abandona su cargo pero seguirá participando en la estrategia de la institución.
El jueves por la noche, el banco anunció la próxima "disociación de las funciones de presidente del consejo y de director general", a pedido de Bouton.
Bouton seguirá siendo presidente del consejo de administración pero dejará la dirección general a su director financiero, Frédéric Oudéa.
La transferencia de poder tendrá lugar el 12 de mayo, durante una próxima reunión del consejo.
El banco no dio explicaciones sobre esta reorganización interna y habló sólo de una adaptación "de la gobernabilidad del grupo".
Según fuentes cercanas al dossier, la nominación de Oudéa fue aprobada el jueves por una amplia mayoría de los miembros del consejo.
Ante ellos, el director financiero insistió en la necesidad de preservar la independencia del banco, destacó que los resultados financieros no eran "tan malos" y que el banco no había perdido muchos clientes, según una de estas fuentes.
También indicó que desvelaría próximamente un nuevo organigrama, así como el nombre de su sucesor.
"Es el hombre que necesitábamos para retomar el rumbo, más que una solución externa", confió otra fuente, según la cual Oudéa es "muy apreciado y reconocido en el plano interno".
Nombrado en 2003 director financiero, Oudéa, de 44 años, fue promovido en marzo como director general delegado. Es considerado como el principal artífice del éxito de la recapitalización del banco, que recaudó en Bolsa 5.500 millones de euros para compensar sus pérdidas.
Además parece estar menos ligado al escándalo Kerviel que Jean-Pierre Mustier, el presidente de la banca de finanzas e inversiones, cuya filosofía de resultados a cualquier precio fue acusada como responsable del escándalo.
Bouton, de 58 años, había propuesto dos veces su renuncia al consejo tras la revelación del escándalo a finales de enero, pero el consejo la rechazó.
Sordo a los llamados a su renuncia, se mantuvo firme y argumentó que un capitán no debía abandonar el barco en plena tormenta. Los empleados del banco le otorgaron su apoyo en una manifestación frente a la sede de la entidad.
Société Générale acusa al corredor de bolsa Jérôme Kerviel de haberle causado pérdidas por 4.900 millones de euros incurridas cuando éste arriesgó más de 50.000 millones de euros sin autorización en operaciones que el banco debió luego deshacer.
El corredor afirma que actuó solo, pero sugirió que sus jefes sabían que estaba operando con enormes sumas de dinero e hicieron la vista gorda mientras obtenía ganancias.
La investigación judicial sigue su curso. Kerviel fue puesto en libertad a fines de marzo tras haber pasado un mes en la cárcel, pero no puede salir de París hasta que terminen las pesquisas.
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