Los emigrantes son considerados como el "principal producto de exportación" de Nicaragua, ya que las remesas que envían crecen más que la inversión extranjera directa y representan el 17 por ciento del Producto Interior Bruto.
"Cuando se le pregunta a los economistas cuál es el principal rubro de exportación, responden: los trabajadores, la fuerza laboral", dijo Douglas Carcache, autor del libro "Los nicas ‘exportados’" que trata las diferentes vertientes de la emigración del país centroamericano.
Cerca de 1,5 millones de nicaragüenses residen en el extranjero y cifras extraoficiales señalan que unos 700.000 viven en Estados Unidos, en su mayoría en Miami (Florida).
Desde el exterior se han convertido en un motor de la economía nicaragüense con el envío de remesas que en el 2007 totalizaron 990 millones de dólares, un alza con respecto al año anterior cuando el monto fue de 950 millones de dólares, de acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Importes que superan a la inversión extranjera directa de 335 millones de dólares en el 2007, según Pro-Nicaragua, la agencia estatal de promoción de inversiones.
"Nicaragua cada día depende más de los nicaragüenses en el exterior. En los últimos ocho años los ingresos que más aumentaron en el país son las remesas. Crecen más que las inversiones extranjeras directas y que las exportaciones", afirmó Carcache, quien es también jefe de información del diario La Prensa.
Las remesas -resaltó- han servido, además, como un factor importante para la recuperación de la democracia.
"Sin los nicaragüenses del exterior y su aporte, no hubiera sido posible la recuperación de la democracia y de la economía en los años noventa", comentó el periodista.
El dinero es utilizado para gastos de consumo, pero también ha permitido a algunos nicaragüenses iniciar pequeños negocios como instalar panaderías, fabricar artesanías y hasta comprar celulares para alquilarlos a quienes necesitan llamar o recibir llamadas de sus familiares en el exterior.
Se estima que el 75 por ciento de las familias tienen al menos dos parientes fuera del país y los que residen en Miami envían un promedio de 290 dólares.
Gran parte de los nicaragüenses radicados en Miami integran el "exilio forzado del régimen comunista de la década de los años ochenta", dijo Armando Arana, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Nicaragüense-Americana de Miami y ex Cónsul en Costa Rica.
"Son empresarios de éxito, profesionales con trayectoria", aseveró el directivo.
El desempleo, la pobreza y la incertidumbre política continúan alentando la emigración del país centroamericano a la que se han sumado los campesinos y trabajadores de otros sectores.
En cuanto a la política, Carcache comentó que el gobierno de Daniel Ortega "de alguna manera crea cierta incertidumbre, temores, porque está siguiendo los pasos de (el presidente Hugo) Chávez de Venezuela".
Un año de gobierno de Ortega, uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista de 1979, "ha sido suficiente para elevar el índice de nicaragüenses que desean irse del país, según encuestas, incluidos los seguidores del Frente Sandinista de Liberación Nacional".
Pero emigrar conlleva riesgos y el más grave es perder la vida, en especial si el destino elegido es Estados Unidos y el guía es un "coyote".
"Es buscar vida arriesgando la vida porque se van por México para ir a EEUU, pasando como ‘mojados’", expresó Carcache que en su libro incluyó desgarradores testimonios de quienes lograron regresar a Nicaragua, después de estar en una cárcel o haber dejado los cadáveres de familiares y amigos en la travesía.
Como el caso de cinco jóvenes nicaragüenses que no sólo se vieron obligados a viajar sobre los vagones de un tren de carga que iba a la frontera con EEUU durante varios días sin poder dormir porque eso significaba la muerte o que el tren les cercenara las piernas o los brazos si se caían.
"Íbamos enganchados, como a caballo…Vimos caer gente", relató uno de los jóvenes.
Los cinco fueron detenidos por policías mexicanos en un retén y encarcelados por tener visas falsas. Las autoridades nicaragüenses lograron su liberación alegando que no falsificaron los documentos y que habían sido engañados por traficantes de personas.
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