‘Cuatro horas y no hemos avanzado ni una pizca’. Así de contundente se mostró el viernes el secretario del comité de empresa de Smurfit, Herminio Baeza, tras el segundo encuentro mantenido con los responsables de la papelera de Arroyo de la Encomienda (Valladolid) y en el que de nuevo no participó ningún directivo nacional de la compañía. Aunque una cosa sí sacaron en claro, porque Smurfit Kappa acabó con los atisbos de esperanza que podían quedar entre los empleados al trasladarles que no existe ninguna posibilidad de que la fábrica se mantenga en el municipio. Si algo hicieron ayer el gerente de la planta y el director de Recursos Humanos fue despejar todas las dudas al manifestarles que ‘el cierre es irrevocable y definitivo’. Los representantes sindicales insistieron en las opciones que se han venido trasladando estos días, como por ejemplo la de ubicar la fábrica en otra zona del municipio modificando su actividad actual, pero la respuesta fue tajante y negativa a cada una de esas propuestas.
Lo que todavía no explican con detalle los directivos de Smurfit son los por qués del cierre definitivo. Baeza explica que ‘siguen incidiendo en esas inversiones que deberían realizar para adaptarse a la normativa medioambiental, pero lo cierto es que no nos creemos que no puedan asumirlas y seguro que algo más hay detrás y de lo que espero que con el tiempo nos enteremos’. En todo caso, la empresa emplazó ayer a los sindicatos a una nueva reunión, que se celebrará el próximo miércoles, en la que sí pretende explicar con detalles las circunstancias exactas que justifican el desmantelamiento de Smurfit.
En ese mismo encuentro, los directivos tienen previsto hablar ya de propuestas concretas dirigidas a solucionar la incómoda y difícil situación en la que se encuentran los 111 trabajadores de mano de obra directa que se verán afectados por el expediente. Los otros once que completan la plantilla de Smurfit, denominados cargos corporativos, no sufrirán en principio las consecuencias de la inesperada decisión de la papelera. Los representantes de Comisiones Obreras y de UGT han mantenido hasta ahora una postura de fuerza sin acceder en ningún caso a hablar con la empresa de las posibilidades reales que se abren ahora para los empleados, pero en la jornada de ayer manifestaban abiertamente que, llegados a este punto, no queda otro remedio que iniciar la vía negociadora. ‘Esto es un palo muy duro pero nos ha quedado muy claro que la empresa no tiene ninguna intención de seguir con la actividad’, señala Herminio Baeza, quien lamenta y reprocha también a las administraciones ‘que no hayan lanzado un mensaje unitario para evitar el cierre’. Advierten desde las centrales sindicales de que en la práctica no darán ni un paso atrás y que no admitirán aquello que no estén dispuestos a asumir los propios afectados.
En lo que se refiere a esas posibilidades, los directivos locales de Smurfit Kappa reconocen que están manteniendo algunos contactos con empresas de Valladolid para negociar recolocaciones, aunque no concretaron el número de empleados que podrían acogerse a ese plan y en qué condiciones debería hacerse el traspaso. El secretario del comité de empresa aseguró ayer que ‘no nos han dicho tampoco en qué términos se fijarán las indemnizaciones, aunque sí manifiesta el director de recursos humanos que su voluntad es afrontar el problema de los trabajadores con soluciones individuales’.
En cualquier caso, el escenario que se dibuja, consideran, que no invita al optimismo. No quieren ‘juegos de artificio y florales’ y sí ‘hechos concretos y razonados’ y no descartan iniciar una campaña de movilización fija para denunciar públicamente lo que califican como ‘una auténtica injusticia’.
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