Un inspector de buques de carga falleció el jueves en el Puerto de Bilbao al intoxicarse por inhalación de gases tóxicos acumulados en la bodega de un barco. Los hechos ocurrieron sobre las nueve de la mañana en el muelle de Punta Sollana, en Zierbena. El trabajador -J.J.P.A. de 45 años- accedió al carguero para inspeccionar los depósitos en los que se habían transportado 103.000 toneladas de haba de soja, una de las materias primas más utilizadas para la fabricación de harinas y aceites vegetales, cuyo transporte y descarga entraña graves riesgos por la toxicidad de los gases que emana.
El cargamento, que llegó ayer al Puerto de Bilbao en las bodegas del buque ‘Kyla’, de bandera liberiana y 271 metros de eslora, tenía como destino la planta de la multinacional Bunge en Zierbena, ubicada en las mismas instalaciones del Puerto. Bunge había contratado los servicios de la compañía Inspectorate, con sede en Santurtzi y dedicada a verificar que las condiciones de transporte de mercancías en las bodegas de los barcos sean adecuadas.
A primera hora, el trabajador accedió a los depósitos del barco que ya habían sido descargados para inspeccionar la temperatura y el espacio en el que se había trasportado las 103.000 toneladas de haba de soja. Sin embargo, el buque había realizado el porte en dos bodegas distintas: la número ocho y la nueve. El inspector tenía que supervisar la primera, que había estado ventilándose durante horas, pero, según el informe preliminar redactado por Osalan, el operario entró por equivocación en la otra bodega, que apenas llevaba unos minutos con las escotillas abiertas.
Tal y como explica en su informe el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral, todo apunta a que J.J.P.A. sufrió una parada cardiorespiratoria al acceder al depósito ‘debido a la ausencia de oxígeno o a su desplazamiento por los gases existentes en la bodega’. Advierten de que las causas exactas del fallecimiento las determinará la autopsia, ‘pero, en cualquier caso, no ha sido una muerte natural’, afirman.
Según testigos del suceso, los primeros en percatarse de que el inspector podía estar en apuros fueron los propios marineros del buque. Enseguida se acercaron a la zona de depósitos con mascaras de oxígeno para auxiliarle y alertaron al 112. Al lugar acudieron una UVI móvil de Osakidetza y una unidad marítima de la Ertzaintza, pero ninguno pudo hacer nada por salvar la vida del trabajador, que falleció prácticamente en el acto.
Desde Inspectorate confirmaron que existen distintos protocolos a seguir cuando los inspectores deben tratar con este tipo de mercancías, pero declinaron dar más explicaciones ‘porque estamos todos muy afectados. Aquí somos pocos empleados y tenemos una relación muy estrecha’, comentaron. De todos modos, aseguraron que el fallecido, vecino de Bilbao, acumulaba una larga experiencia profesional como inspector en esta empresa.
El haba de soja ha resultado una auténtica pesadilla para algunos puertos. La descarga de este producto en el puerto de Barcelona durante la década de los ochenta provocó un brote epidémico por crisis asmáticas que afectó a centenares de personas. En junio de 1988, un cargamento de haba de soja provocó la muerte por asfixia a cuatro marineros filipinos en ese mismo puerto y, en noviembre del 93, la historia se volvió a repetir en la ciudad condal con la muerte de tres tripulantes de origen asiático.
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